Julio al final no aceptó ese dinero.
Benicio, que en un principio pensaba ir a la empresa, en ese momento se encontraba recostado con desgana, sin ganas de levantarse. Después de un rato, revisó las publicaciones de Julio y se topó con la vida cotidiana de una persona común y corriente.
Por ejemplo, lo que cocinó su esposa ese día, las travesuras de sus dos hijos, cómo el perrito de la casa volvió a hacer un desastre, o en qué día tuvo descanso y se lució cocinando en casa…
Una vida sencilla pero real, narrada con palabras humildes, impregnada de ese toque cálido y familiar que solo se siente en un hogar, al punto que, sin saber por qué, sentía un nudo en la garganta al verlas.
En todas las fotos, la gente sonreía, pero no era cualquier sonrisa: era de esas que hacen que los ojos brillen.
No pudo evitar dejar un comentario debajo de la foto donde Julio aparecía cocinando:
[Hermano, tienes buena mano para la cocina, se ve delicioso.]
Después de comentar, siguió navegando y, un rato después, vio una notificación roja en publicaciones. Al abrirla, notó que Julio le había respondido:
[Cuando gustes, eres bienvenido a la casa.]
Benicio soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.
¿Cómo iba a ser posible?
Un simple conductor de Uber, completamente desconocido, ¿cómo iba a terminar de invitado en su casa?
Seguía en pijama, primero sentado contra el respaldo de la cama, luego medio recostado y, después de un rato, se dio cuenta de que no tenía ganas de ir a la empresa.
En la pared seguía colgada la foto de su boda con Estefanía.
La había tomado el fotógrafo el día de la ceremonia.
De pronto recordó que Estefanía había querido tomarse una sesión especial de fotos de boda. Se lo mencionó varias veces, pero él siempre se excusó diciendo que estaba ocupado, que luego habría tiempo.
Con el paso del tiempo, ella ya ni se lo mencionaba.
Él mismo había olvidado por completo el tema.
Después, Estefanía eligió una de las fotos de la boda, la mandó ampliar e imprimir, y la colgó ahí, esperando con ilusión a que él regresara. Apenas llegó, ella lo llevó a verla, le preguntó si le gustaba ese lugar para colgarla, si le parecía bonita la foto y demás.
Él solo respondió con unas palabras de compromiso y se metió al baño a bañarse.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...