Benicio hasta ese momento entendió que ella, de verdad, quería divorciarse.
Apretó su mano con fuerza.
—Espera.
Estefanía lo miró de frente.
—Yo... voy a revisar el acuerdo —dijo él, sin soltarla de la mano—. ¿Es por él?
¿Otra vez con lo mismo?
Estefanía parpadeó, desconcertada, sin entender a qué venía esa pregunta.
Benicio miró a Gilberto.
—¿Es por ese hombre? ¿Por eso quieres divorciarte de mí? ¿Crees que él es mejor que yo?
Así que era eso...
Estefanía le soltó la mano de un tirón.
—¡Benicio, no pienses tan mal de todos! ¡Él es mi...!
—¡Estefanía! —la interrumpió Benicio, impaciente—. ¿Cuánto tiempo tienes de conocerlo? ¿Un mes? ¿O ni siquiera? La última vez que fui a Venecia ni siquiera estaba él. ¡No debe ser ni medio mes!
—¿Y eso qué? —reviró Estefanía, sin perder la calma.
—Estefanía, uno nunca termina de conocer a la gente, y menos a los hombres. ¿Vas a confiar así en alguien que apenas conoces?
Ella lo vio, con esa expresión de entendido mezclada con desesperación, y no pudo evitar soltar una risa sarcástica.
—¿Y qué con eso? Yo te conozco desde hace doce años. ¿Y de qué me ha servido? ¿Eres alguien en quien puedo confiar?
—¿Qué te he hecho yo? ¿En qué te he engañado? ¿No he sido bueno contigo? —insistió Benicio.
—¿Bueno conmigo? —Estefanía se rio, pero esta vez le dolió—. Benicio, ya no quiero sacar las cosas del pasado. Es perder el tiempo. Mejor pregúntale a Cristina, la que estuvo secuestrada ese día. Pregúntale si siente que la trataste mejor a ella o a mí.
El color se le esfumó del rostro a Benicio, que quedó sin palabras.
—Mira, no tengo tiempo para seguir discutiendo contigo sobre lo que ya pasó. Nos vemos directamente en el ayuntamiento —soltó Estefanía, y lo dejó atrás al caminar hacia la entrada del hospital.
Cada vez que intentó preguntar algo más, Elvira respondía lo mismo: no sé nada.
Hubo un momento en que Benicio se enfadó.
—¡Fuiste contratada por mí!
Pero Elvira solo pudo disculparse.
—Perdón, señor Benicio, tengo mis motivos. De verdad no puedo decir nada.
Benicio tampoco pudo seguir presionando. Más aún, cuando Estefanía le envió un mensaje:
[Elvira la pago yo. Por favor, no la pongas en una situación incómoda.]
Al leer ese mensaje, Benicio no pudo más que esbozar una sonrisa amarga.
Cinco días después, la abuela salió del hospital. Benicio calculó el día para ir a recogerla.
Cuando llegó y apenas estacionó el carro, vio a lo lejos cómo la abuela salía apoyada en Estefanía y aquel hombre.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Es verdad sale muy caro liberar capitulos...
Muy bonita la novela me encanta pero pueden liberar mas capitulos yo compre capitulos pero liberar mas capitulos sale mas caro...
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...