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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 328

—Por supuesto que no es por ti —soltó Gregorio—. Deja de imaginar cosas y echarte la culpa de todo.

Cristina, al escuchar a Gregorio, no se tranquilizó. Al contrario, seguía llorando sin consuelo.

Gregorio suspiró, apoyando la mano en la espalda de Benicio.

—Beni, ¿entonces qué piensas hacer? ¿De verdad quieres divorciarte?

Benicio negó con la cabeza.

—No quiero divorciarme.

Miró a Gregorio, suplicante.

—Gregorio, ¿hay alguna manera de evitar el divorcio? Ayúdame, dime qué puedo hacer.

Gregorio cruzó miradas con Cristina, ambos compartiendo un silencio lleno de preocupación.

Volvió a suspirar.

—Pues no vayas mañana, así de simple.

Benicio mantenía la cabeza agachada, enterrando las manos en el cabello, su cuerpo temblando apenas.

El salón era amplio y estaba lleno de alegría, pero ellos tres, apartados en una esquina, parecían invisibles en medio del bullicio ajeno.

Por primera vez en una fiesta, les tocaba quedarse “en la banca”, presenciando desde lejos la gloria y el ajetreo de los demás.

Gilberto no había hecho ningún movimiento todavía, pero en ese lugar, ¿quién no era astuto? Todos notaban los pequeños cambios, nadie podía ocultar nada por mucho tiempo. Al principio, creían que solo eran pleitos de jóvenes, pero desde que Gilberto subió al escenario con Estefanía para confirmar su identidad, muchos empezaron a sospechar que algo más pasaba.

Gregorio soltó una risa sarcástica.

—¿Y si mejor comemos algo? No vamos a venir hasta acá para irnos con las manos vacías y encima con el estómago vacío.

Benicio no tenía apetito, ni siquiera miró la comida.

Cristina miraba desde lejos a Gilberto, sin atreverse a acercarse. No tenía claro si ese hombre era quien había querido tirarla al mar para alimentar tiburones, pero el miedo que sintió en el sótano seguía persiguiéndola.

También le mandó el enlace directo.

Estefanía lo abrió y, al instante, apareció el video de esa noche donde ella abofeteaba a Cristina.

En el video, ella aparecía con expresión seria, de pie, como si sintiera que todo le pertenecía, mientras Cristina estaba en el suelo, llorando como si se le rompiera el alma.

La narrativa era clara: una niña rica y consentida, usando su estatus de hermana de Gabriel, humillando a una pobre empleada.

Daban a entender que, por querer caerle bien a Gabriel y su hermana, la empleada hacía hasta lo imposible, pero Estefanía, en vez de tener la mínima educación, la humillaba con palabras y hasta le daba una bofetada.

Lo peor era que el video estaba editado. Todas las frases insultantes que Cristina había dicho —cosas como "¿ustedes quiénes se creen?", "gente de abajo", "tienen cara de pueblo", "¿qué sabe Gabriel de ustedes?"—, palabras que en su momento eran una bofetada para Gabriel, ahora se veían puestas en boca de Estefanía. Cristina solo quedaba como la víctima, llorando y suplicando.

Para rematar, el video incluía un fragmento donde Gilberto decía: "Mi hermana puede hacer lo que quiera…"

Ese video encendió la polémica al instante.

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