El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 357

—¡Qué ambicioso! —Gregorio se burló de él.

—¿Y tú, entonces, por qué lo haces? —replicó Ernesto, sin disimular su molestia.

—¿No recuerdas lo que decíamos antes? Queríamos salir adelante, brillar, destacar y estar por encima de todos —dijo Gregorio, con una sonrisa cargada de arrogancia—. Eso era lo que nos impulsaba.

—¿Y entonces por qué hoy andas tan distraído? —le soltó Ernesto, observándolo con sospecha—. No me digas que anoche tuviste bronca con Fabiana y ahora ni te dirige la palabra.

—¿Yo? ¿Crees que me importa si me ignora? —Gregorio puso los ojos en blanco—. De hecho, ya se fue, quiere divorciarse. Piensa que así me va a controlar, que sus amenazas me van a hacer temblar. Por favor. Si de verdad nos separamos, habrá montones de chicas de veinte años esperando casarse conmigo. ¿Y ella? ¿Quién la va a querer?

Aunque Gregorio estaba despistado en la junta, no era por Fabiana. Había otros asuntos rondando en su cabeza.

—Gregorio, no es así como funcionan las cosas... —intentó decir Ernesto.

Pero Gregorio lo interrumpió antes de que pudiera terminar.

—¿A poco no? Ernesto, mira, no es por criticarte, pero tú nunca has sabido imponerte. Siempre dejas que tu mujer te controle. Cada vez que salimos, en cuanto se hace tarde, te marca para que regreses. ¿Y tú? Ni protestas. Tú eres el que lleva el dinero a la casa, no ella. ¿Por qué no tienes un poco de carácter?

Ernesto respondió con una calma resignada.

—Pues sí, nunca he sido de los que toman la iniciativa. Así estoy bien. Mira, no tengo decisión: en la empresa hago lo que ustedes dicen, en casa sigo lo que mi esposa me pide. No me complico la vida. Ahora, eso sí, cuando ustedes sí tienen iniciativa... ¿qué vamos a hacer con la empresa?

Benicio seguía callado.

Gregorio, ya fastidiado, le reclamó:

—¡Todavía estás en las nubes! Beni, no me digas que sigues pensando en por qué nos esforzamos tanto.

Benicio forzó una sonrisa cansada.