Estefanía sonrió con dulzura.
Ante la persona que de verdad te ama, nunca puedes ocultar nada.
—Abuelita —murmuró, aferrándose al brazo de su abuela y recostándose en su hombro—, quiero irme a estudiar lejos. ¿Tú qué piensas, crees que está bien?
La abuelita era la única persona con quien podía sincerarse, sin miedo.
Al escucharla, los ojos de su abuela brillaron llenos de esperanza.
—¡Claro que sí! —exclamó—. Todavía tengo algo de dinero guardado, no te preocupes por eso.
Estefanía sintió que se le humedecían los ojos. Se aferró a la cintura de su abuelita y la abrazó con fuerza.
—Abuelita, ahora yo también tengo dinero.
Solo ella, su abuelita, siempre estaba ahí para apoyarla, sin importar nada.
—Bueno, mi Fani tiene dinero, pero lo tuyo es tuyo. Yo también te guardé algo aparte —susurró la abuela mientras le acariciaba el cabello con cariño.
—Abuelita… —Estefanía se aferraba a ese cariño con una mezcla de ternura y temor—. Pero, si me voy, puede que tarde años en volver, ¿qué hago si te extraño?
—Ay, mi niña, si me extrañas solo háblame por videollamada. Yo todavía estoy joven, aquí me quedaré en casa, sin ir a ningún lado. Mira, si mi Fani regresa y quiere quedarse, aquí la voy a esperar. Pero si decides irte a vivir al extranjero, pues yo me voy contigo. Eso sí, Fani, no vayas a decir que te doy lata, ¿eh?
—¡Abuelita! ¿Cómo crees? —se apresuró a decir Estefanía—. Yo quiero llevarte a conocer muchos lugares. Vamos a recorrer el mundo juntas.
—¡Eso! —rio la abuela, abrazándola y dándole suaves palmaditas en la espalda, igual que cuando era niña y la arrullaba para dormir—. Yo voy a esperar a que Fani me lleve a dar la vuelta al mundo.
Esa noche, Estefanía durmió con su abuelita. A media madrugada volvió a llover.
De pronto, entendió por qué siempre dormía tan tranquila cuando llovía: desde pequeña, los días de lluvia los pasaba junto a su abuelita, quien la arrullaba contándole historias, con el murmullo de la lluvia y su voz suave acompañándola hasta quedarse dormida.
Después de eso, la abuelita no volvió a preguntarle nada sobre Benicio, ni si habían discutido.
Estefanía pensó que, aunque su abuelita no preguntara nada, seguro lo entendía todo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...