El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 588

El Benicio frente a ella nunca había sido tan nítido.

Tan claro que podía ver la incipiente barba de tres días en su barbilla adolescente, tan claro que notaba las finas gotas de sudor en su frente brillando bajo el sol del atardecer.

Antes, en sus sueños, ella era una espectadora, viendo la vida de Estefanía como quien ve una película.

Pero esta vez, ella era Estefanía de verdad. Estaba parada frente a Benicio y no había otra Estefanía observando.

—¿No me vas a dar el agua? ¿En qué estás pensando? —dijo Benicio de repente.

Estefanía reaccionó de golpe; se dio cuenta de que estaba aferrada a la botella sin soltarla.

—¡Es porque me está mirando a mí! —dijo alguien que se acercó sonriendo detrás de Benicio y le puso la mano en el hombro.

Agustín.

Esa fue también la primera vez que Estefanía miró a Agustín con atención y claridad, incluso contando los años de preparatoria. Como nunca fue alguien importante para ella, jamás lo había observado detenidamente.

Así que así se veía.

Sus miradas chocaron en el aire e, inexplicablemente, vio algo familiar en los ojos de él.

—¿Qué están mirando? —Benicio frunció el ceño, mirando a Estefanía y luego a Agustín.

—Nada, quiero agua. —Agustín estiró su largo brazo y le quitó la botella a Estefanía.

Benicio mostró una ira poco común.

—¡Esa es mi agua!

Agustín agitó la botella.

—¿Tiene tu nombre escrito? Si la llamas, ¿te va a contestar?

—La tenía Estefanía, si no es mía, ¿acaso es tuya? —replicó Benicio entre dientes, molesto—. ¿Acaso tiene tu nombre?

—¡Claro que sí! —Agustín sonrió con picardía y le gritó a la botella—: Agua de Agustín, ¡contesta rápido!

Luego, cambió de posición y fingió una voz chillona:

—Aquí estoy, amo, soy su agüita.

Estefanía: «...»