El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 598

Esa caída fue lo que lo salvó; el cuchillo en la mano de Estefanía pasó zumbando sobre su cabeza, rozándole el cuero cabelludo sin herirlo.

Marcelo rodó por el suelo, gateando y arrastrándose mientras maldecía a su hija rebelde y temblaba, gritando:

—¡Me matan! ¡Me están matando!

La abuela, encerrada en el cuarto, estaba desesperada, golpeando la puerta y gritándole a Estefanía que no hiciera una locura.

¡Pero Estefanía estaba en un sueño!

¡En los sueños no hay nada que temer!

Y aunque no fuera un sueño, aunque fuera como en esas novelas donde regresaba a su época de preparatoria mientras dormía, ¡le daba igual! Vivir una vida extra ya era ganancia. ¡En esta vida se cobraría todas las deudas y venganzas pendientes!

Mientras perseguía a Marcelo, que se arrastraba por el suelo entre sus gritos y los de Olivia, alguien irrumpió en la casa, abrazó a Estefanía por la espalda con fuerza y le sujetó la mano con la que sostenía el cuchillo.

—¡No seas impulsiva! ¡Estefanía! ¡Cálmate!

Reconoció la voz: era Agustín Caicedo.

—Estefanía, no tengas miedo, ya estoy aquí, vine a ayudarte. Suelta el cuchillo, yo me encargo de todo, déjamelo a mí —la voz de Agustín era suave, pero transmitía una firmeza inexplicable.

Estefanía se fue calmando poco a poco con la voz de Agustín.

—Estefanía, suéltalo, hazme caso… —Agustín debió sentir cómo se le iban las fuerzas, así que la consoló con un tono aún más gentil, le quitó el cuchillo con cuidado y rápidamente la puso detrás de él para protegerla.

—¡Si no quieren morir, lárguense de aquí ahorita mismo! —Esta vez fue Agustín quien clavó el cuchillo directamente en la mesa con un golpe seco. La hoja se hundió en la madera con un estruendo, y el mango quedó vibrando con un leve zumbido metálico.

—Tú… ¿tú quién eres? —Marcelo temblaba en el suelo como gelatina.

Agustín no se molestó en responder. Sacó el cuchillo de la mesa y lo movió en su mano.