¡Eres mía, heredera! romance Capítulo 4

Finlay.

- “No sé por qué siempre me tienes que llevar el contrario hijo, Elise Reid, es un muy buen partido para ti, hija del ex socio de tu padre, volverían a unirse las dos empresas de nuevo. ¿no ves las ventajas?, y todo eso lo llevarías tú, tu serías el presidente, y el mayor accionista de las dos empresas, Elise no le gustan los negocios le gusta más ser una mujer de sociedad, y…”- la mire serio interrumpiendo a mi madre con una mirada que no admitía un comentario más, mi mirada era muy parecida a la que tenía mi padre, y con la señora Alacintye, siempre había funcionado.

- “Mamá ¿Crees que voy a casarme con la hija del hombre que traicionó a nuestra familia, dejándonos prácticamente en la banca rota? ¿Con el responsable de que mi padre muriera de agotamiento por evitar que su empresa naufragara? Llevó casi cinco años, desde que me gradué en la universidad, luchando para que el último esfuerzo de papá no haya sido en vano, para proteger la empresa familiar y de paso vengarme del malnacido de Malcon Reid, y ahora que hemos superado a Reid internacional y se encuentra en dificultades gracias a mí, después de que nos hemos convertido en un referente en el transporte aéreo y marítimo, ¿quieres que me case con la hija del cerdo que traicionó a mi padre? Dime la verdad ¿De quién fue la idea? ¿De Malcon Reid o de la elitista Susan Reid?”- le dije harto que su madre fuera tan influenciable por la esposa de su enemigo, pese a todo lo que nos había hecho esa familia, mi madre continuaba considerando a Susan Reid como su mejor amiga.

- “Sólo fue un comentario vago…”- no puede evitar interrumpirla para hacerle ver que con Malcon Reid y su mujer nada era accidental, esa manipuladora familia, vivían para ser parásitos de cualquier ser al que pudieran sacarle benéficos.

- “¿No que es extraño que ahora después de años ignorándote, mamá, de repente se interesen por casarme con la inútil de Elise?”- ante mis preguntas mi madre no pudo objetar, de todas formas, Seelie Alacintye, es el ser más bueno, y falto de toda maldad que haya conocido, nunca ve las malas intenciones.

Mi padre solía decir que él tenía toda la maldad y las intenciones más oscuras, que a mi madre le faltaba, ya que su esposa era un ángel, un maldito ser de luz que llego a su vida, dotándola de belleza, para evita que él no terminara en los infiernos, pagando por sus pecados.

Pero esta falta de maldad de su personalidad hacía que mi madre fuera la perfecta víctima, para que, personas como los Reid, se aprovecharan de su bondad.

- “Bueno sólo era una idea, tienes ya veinticinco años Finlay, deseo que te cases, que formes una familia, y que me des nietos, desde la muerte de tu padre, tengo miedo de que te ocurra lo mismo, y mueras de agotamiento, si me faltas tú, yo ya no tengo razón para seguir en este mundo.”- me dijo llorosa, la señora Seelie Alacintye había pasado por mucho en poco tiempo, la verdad. Ella no se lo merecía.

- “Te prometo mamá que el día que encuentre a la mujer adecuada, esa mujer que me llené, como tú llenaste a mi padre, esa mujer que, con sólo mirarla, o estar a su lado, ya me siento completo, te aseguro que, cuando eso ocurra, te prometo que no la dejaré escapar, así tenga que perseguirla hasta los confines de la tierra, o a los mismos infiernos.”- le prometí haciéndola sonreír.

Lo que no sabía yo, al hacer esta promesa, era que unos años después tendría que cumplirla, y de la manera más desesperada, y totalmente desquiciante. Y sin proponerlo, de esta manera, sellé mi destino.

Ailan.

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