Florecer en Cenizas romance Capítulo 213

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¿Qué hay que envidiarle? Ella tampoco vive su propia vida.

—¿Lo que quiere decir la señora Benítez es que, no importa lo que yo le pida a Sebastián, mientras sea por Renata, ustedes lo aceptarán? —preguntó Fabiola, mirando con desdén a la mujer frente a ella.

Martina apretó los puños, la voz temblándole de rabia.

—Fabiola, te juro que quiero ver cómo terminas pagando todo esto con mis propios ojos.

Fabiola soltó una sonrisa burlona, pero no apartó la mirada.

—Entonces, si yo pidiera que Sebastián cancelara su boda contigo, ¿la familia Benítez también lo aceptaría?

La madre de Sebastián frunció el ceño, lanzó una mirada de advertencia a Martina, como si intentara tranquilizarla.

—Por supuesto, siempre y cuando retires la denuncia, la familia Benítez puede considerar tu petición.

Fabiola sintió que aquello era tan ridículo como patético. Detrás de la careta de la alta sociedad, solo había personas con doble cara y palabras venenosas.

—¡Fabiola!

Sebastián apareció de repente, la urgencia dibujada en su rostro, como temiendo lo que su madre podría hacerle a Fabiola.

Se interpuso entre ellas, protegiendo a Fabiola.

—Mamá, ¿no habías prometido que no buscarías a Fabiola? Te dije que yo me encargaría de esto.

Patricia, la madre de Sebastián, se enfureció.

—¿De qué te vas a encargar tú? ¿De buscar abogados para conseguirle menos años de cárcel a tu hermana? ¡Tu hermana no puede ir a prisión! —le gritó, golpeando la mesa.

Sebastián se mantuvo firme, aunque se notaba el peso de su decisión.

—Cometieron un delito, deben asumir las consecuencias. Si logran reducir la condena, ya deberían sentirse agradecidas.

El aire se tensó cuando Patricia se levantó de golpe.

—Sebastián, tu abuelo adora a Renata. Si no resuelves esto, piénsalo bien: cuando tu abuelo se decepcione de ti y deje entrar a ese bastardo a la familia, ¡quiero ver qué lugar te queda en los Benítez!

Sebastián palideció, sus labios apretados.

—Nos vamos —ordenó Patricia, haciendo un gesto a Martina para que la siguiera. Claramente, su intención era dejar solos a Sebastián y Fabiola.

Por Renata, Patricia estaba dispuesta a sacrificar incluso la dignidad de su propio hijo.