Florecer en Cenizas romance Capítulo 246

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Fabiola miraba a Sebastián con una cautela evidente.

—Agustín siempre ha tenido ese carácter, ¿sabes? Demasiado directo, no se guarda nada… Antes, como era el único heredero del Grupo Lucero, dondequiera que llegaba, todos lo trataban bien. Nadie se atrevía a meterse con él porque el puesto de heredero era suyo, sin competencia. Todos, de una u otra forma, dependían de él.

Sebastián sostuvo la mirada de Fabiola.

—Pero ahora, el rumor de que Sergio regresó a la familia Lucero ya se esparció. Aquí todos son como tiburones oliendo sangre, sobre todo en este ambiente… Con otro heredero en escena, el control del Grupo Lucero ya no necesariamente caerá en manos de Agustín. De hecho, muchos ya se están moviendo para apoyar y apostar por el segundo hijo de Sergio. ¿Tú crees que las cosas serán igual de fáciles para Agustín?

El carácter de Agustín siempre fue una bomba de tiempo. Su actitud de superioridad, ese aire de que nadie está a su altura… nunca soportó las hipocresías ni las adulaciones de los demás.

Por eso, con Sergio y su hijo de regreso, la mitad de la gente solo está esperando el momento para verle la caída a Agustín.

—Tampoco es que tenga la mejor relación con César. Tarde o temprano, eso va a explotar. Fabiola, deberías ir pensando en tu futuro —Sebastián le lanzó la advertencia, convencido de que era mejor planear desde ahora; si esperaban a que Agustín perdiera todo en la familia Lucero y Gastón tomara el mando, ya sería demasiado tarde para reaccionar.

—¿Y qué quieres que planee? ¿Que lo abandone ahora y me vaya contigo de amante? —Fabiola apartó la mano de Sebastián, visiblemente fastidiada—. Agustín tiene razón, solo se te ocurren esas jugadas retorcidas y baratas porque no tienes forma de ganarle de frente.

Las palabras de Fabiola se clavaron en Sebastián como cuchillos.

Él, tan orgulloso toda su vida, nunca imaginó bajar tan bajo… pero lo hizo, solo para intentar recuperar a Fabiola de manos de Agustín.

—Tú y yo nos conocimos primero… Estuviste conmigo cuatro años —Sebastián empezó a respirar agitadamente.

No entendía por qué Fabiola defendía tanto a Agustín.

Siempre pensó que ella solo seguía enojada con él, molesta porque en su día eligió a Martina y no a ella.

—Fabiola… Si solo estabas resentida conmigo, deberías sentir compasión al verme así… —Por primera vez, Sebastián parecía rendirse. Era irónico: quien siempre estuvo en la cima, ahora tenía que agachar la cabeza.

Fabiola lo miró con una mezcla de pena y lástima.

¿Para qué reaccionar hasta ahora?

—Sebastián, no es un berrinche. Me enamoré de Agustín. Lo amo de verdad, es mi esposo. Mientras sigamos casados, él será mi esposo; y aunque algún día nos divorciemos, entre tú y yo jamás habrá nada. Así que olvídalo de una vez por todas —Fabiola lo miró fijamente, dejando claro su mensaje.