El viejo también volteó a ver a Agustín, como si de alguna forma estuviera aceptando lo que Karla acababa de decir.
A Fabiola le dolía en el alma por Agustín.
Ella siempre pensó que, al menos, el abuelo sí quería a Agustín de verdad...
Ahora entendía por qué Agustín era tan distante, por qué la gente decía que era tan poco afectuoso, por qué siempre terminaba en conflicto con los demás...
¿Cómo iba a tener un corazón sensible, si creció en un ambiente donde nunca recibió amor?
—Ojalá ese nuevo nieto suyo logre cumplir todas sus expectativas —Agustín no parecía molesto; al contrario, se notaba como si al fin pudiera respirar tranquilo. Le dirigió una sonrisa cansada al abuelo—. Pero antes de que eso pase, el Grupo Lucero lo manejo yo. Y la familia Lucero sigue viviendo gracias a mí...
Agustín lanzó la advertencia a todos en la familia Lucero: mientras Gastón no tuviera el poder suficiente, más les valía no meterse con él.
César miró a Agustín, furioso, pero Agustín ni se inmutó. Tomó la mano de Fabiola y se dispuso a salir.
—Por cierto... —Fabiola, recordando algo, decidió soltarlo de una vez—. El bebé que llevaba en el vientre me lo quitó Vanessa, pero abuelo, usted también tuvo la intención de acabar con él. Todo por interés, por darle la herencia a un nieto al que nunca crio. Usted fue capaz de sacrificar al hijo de Agustín.
Fabiola lo dijo sin rodeos, dejando claro que esta vez el abuelo había destrozado a Agustín.
Si el abuelo había llevado las cosas tan lejos, que no se quejara después si Agustín decidía tomar represalias.
También era un mensaje para el resto de la familia Lucero: si Agustín se rebelaba contra el abuelo o le hacía la vida imposible a Sergio y Gastón, que nadie saliera con discursos de moralidad.
Al final, el abuelo había sido capaz de deshacerse del propio hijo de Agustín por beneficiar a Sergio y a Gastón.
El viejo se sintió incómodo, pero con la vida entera sintiéndose superior, no podía tolerar que lo enfrentaran, mucho menos que le hablaran así en la cara.
—Tú, una mujer como tú, no merece darle hijos a la familia Lucero.
Agustín apretó la mano de Fabiola con fuerza.


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