Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 24

Minutos después, Alexander abrió los ojos.

—Ya me siento mejor —expresó y se puso de pie despacio. Caminó un par de pasos y

Madison no le quitaba la vista de encima, al observar que se tambaleó un poco, se acercó a él y lo abrazó.

—Aún no estás bien, espera un poco —solicitó mirándolo a los ojos.

—Ya está pasando —mencionó él sintiendo como sus dedos se aferraron a la cintura de Madison.

—Que bien. —Sonrió y se acercaron a la cama donde los gemelos los miraban atentos.

—Voy a cambiarme de ropa —mencionó Madison.

—No tardes mucho, te estamos esperando para cenar —refirió intentando seguir el consejo de su amigo.

La joven frunció el ceño.

—No tardo nada —contestó—, yo bajaré a los pequeños —indicó y se retiró con rapidez.

En cuanto Madison salió de la habitación, sacó una píldora de su bolsillo y la llevó a la boca.

—No me puede estar enamorando de ti, precisamente ahora que… —no se atrevió a decir más.

***

Luciendo prendas más sencillas, Madison descendió caminando despacio por las grandes escaleras, con los pequeños. Observó que Alexander se encontraba en la cocina.

—Papá —expresó el pequeño Liam y lo abrazó por las piernas.

Alexander ladeó los labios.

— ¿Quieres cenar? —cuestionó.

—Sí —respondió el niño y se llevó las manos a su pancita.

— ¿Te ayudo en algo? —ella preguntó.

—No es necesario, lo tengo todo bajo control —contestó y comenzó a servir la pasta que acaba de calentar—. Me la trajeron de mi restaurante favorito —indicó.

Madison ladeó los labios.

—Por un momento llegué a pensar que lo habías cocinado —mencionó relajada.

—La cocina no es lo mío; sin embargo, soy bueno haciendo otras cosas, y me salen muy bien. —Señaló con la mirada hacia los pequeños y sonrió. — ¿O no? —cuestionó mirándola a los ojos.

Madison presionó sus labios e inclinó su mirada al comprender que estaba hablando de la noche que pasaron juntos, su respiración se agitó.

—Estaba muy ebria, no recuerdo con claridad todo lo que ocurrió. —Se aclaró la garganta.

— ¿Qué no recuerdas? —indagó sin poder escucharse divertido—. Puedo refrescarte la memoria, lo recuerdo todo —refirió con su gruesa voz—. Te puedo narrar cada detalle desde que llegamos a mi camarote. —Su mirada se ensombreció—, puedo decirte cómo es que comenzaron a chisporrotear grandes llamaradas por todo el lugar —susurró cerca de su oído.

Madison se estremeció al sentir tan de cerca la calidez de su aliento, haciendo que aquella cercanía hicieran que un fuerte oleaje de flashes llegaran a su memoria. Cómo es que ella le pedía que no se detuviera, ante las candentes caricias que le regalaba.

Percibió como es que su pecho comenzaba a subir y bajar ante su agitada respiración, ya que aquella noche Alexander Walton, la había provocado que vibrara de una manera descomunal en la que nunca lo había hecho.

—Necesito un poco de agua —solicitó al sentir que sus mejillas se tornaban color carmín.

— ¿Será que ya lograste recordar lo que ocurrió entre nosotros? —preguntó divertido.

Madison bebió agua de golpe, logrando embonar cada detalle que aparecía como rompecabezas en su mente, dirigió sus ojos color marrón para mirarlo y entonces finalizó aquel puzzle al descubrir el rostro de aquel desconocido viéndola a los ojos mientras hacían el amor.

—Tengo mayor claridad, gracias por la aclaración —expresó con voz temblorosa—. La pasta está deliciosa. —Se llevó un bocado—. No estaría de más aprender a cocinar. —Cambió de tema al sentirse acorralada. Los gemelos acostumbran a comer comida casera.

Ladeó los labios y prosiguió cenando.

—No es lo mío la cocina —expresó con sinceridad—, prefiero tener a alguien que lo haga por mí, una cocinera no nos caería mal.

—Una raya más al tigre —Madison bromeó y comenzó a reír divertida, sin poder evitarlo.

Alexander ladeó los labios, disfrutó de verla sonriente, y también a los pequeños.

—Soy casi perfecto —dijo sonando muy sincero. —¿Hay algo que no te guste hacer? —cuestionó.

CAPITULO 24. TODO ME SALE MUY BIEN 1

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