Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 6

Días después.

—Tiene una llamada —la asistente de Alexander, comunicó dubitativa.

— ¡Te pedí que no me pasaras llamadas! —gruñó él.

—Es… su papá —refirió la mujer—, le dije que estaba muy ocupado, pero…

Alexander inhaló profundo y tomó el auricular.

— Buenos días, ¿se te ofrece algo papá?

—Hola, hijo. Quiero pedirte que reconsideres tu regreso a Nueva York, me gustaría mucho que coordinaras la dirección.

—Sabes que dos Walton no podemos trabajar juntos. —Ladeó los labios—. Cojeamos del mismo pie, a ambos nos encanta dar órdenes, y no recibirlas. —Presionó el botón de su bolígrafo una y otra vez.

—Parece que en nada me puedes complacer —bufó—, hace años que vivo esperando que seas el primero en darnos un heredero, y no lo has hecho. Pronto será mi cumpleaños número sesenta y uno, me estoy haciendo viejo… Mi mayor deseo es ver la casa llena de niños, corriendo por el jardín.

—Eso solo depende de mí, papá y no de las presiones de ustedes —gruñó fastidiado de tener que escuchar siempre lo mismo—. Sabes que no tengo interés alguno en los niños.

El hombre resopló…

Alexander desvió su atención cuando ingresó su asistente personal, y le entregó un sobre y se retiró. Mientras seguía en la llamada sacó aquellas hojas y comenzó a leer de qué se trataba, se dio cuenta que eran los resultados de los análisis que se había hecho.

Su rostro palideció de inmediato, se puso de pie al leer el diagnóstico final, mientras su papá seguía hablando al otro lado del teléfono. Un escalofrío lo invadió.

—¿Me estás escuchando? —preguntó el hombre.

—Sí papá. —Se aclaró la garganta—. Creo que tienes razón, es de sabios cambiar de opinión. ‘Voy a darte el nieto que tanto deseas’. —Cortó la llamada y resopló.

***

El eco de las pisadas de los tacones de Hanna, resonaban por los pasillos del consorcio industrial, por donde pasaba los empleados la saludaban. Sin tocar a la puerta, abrió en el departamento de Talento y Cultura.

—Buenos días, licenciado —la chica pronunció.

—Señorita Hanna —el hombre se aclaró la garganta y se puso de pie. — ¿En qué la puedo ayudar?

La joven sonrió.

—Esas palabras son las que deseaba escuchar —refirió y luego dirigió su mirada hacia donde se encontraba su acompañante—, le presento a la señorita: Madison Davis, es estudiante de la carrera de arquitectura, por lo que vengo a solicitarle que le facilite su integración a la plantilla laboral de la empresa —mencionó con voz firme.

El gerente abrió los ojos de par en par.

— ¿Su papá tiene conocimiento de esto? —preguntó dubitativo.

—Sabes que mi padre, jamás me niega nada, pero si gustas le podemos llamar en este momento, aunque es la hora de su almuerzo, sabes que se pone de malas si lo interrumpen, como quieras. —Se encogió de hombros, y lo miró con seriedad.

—No es necesario molestar a su padre. Voy a instalar a la señorita en un área en el que pueda desempeñarse mejor —indicó—. Bienvenida, señorita Davis.

—Gracias —Madison pasó saliva con dificultad, ya que no tenía la menor idea a dónde se dirigían, las únicas indicaciones que le dio Hanna fue que usara el traje en color gris oxford, que le había obsequiado un día antes.

—Mientras piensas en dónde vas a ubicar a mi mejor amiga, voy a darle un recorrido por el corporativo —manifestó—. Estaremos en el restaurante de la terraza —habló con amabilidad.

—No sabía que eras una mujer tan influyente —expresó con sinceridad.

CAPITULO 6. PANORAMA DESOLADOR 1

CAPITULO 6. PANORAMA DESOLADOR 2

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