Sin embargo, la sonrisa de Valentín desapareció poco a poco. Tener contacto íntimo con una chica con un pasado ordinario no era algo para regocijarse y aún estaba considerando si debía casarse con ella. A decir verdad, ¡tal vez ni siquiera estaba interesado en la joven! En el momento en que Valentín se debatía en silencio sobre el tema, Camilo dio unas palmadas en su hombro.
-¿Y tú, Valen? -preguntó-. ¿Por qué no la invitamos a salir para conocerla?
-Eso es patético. Me rehúso a invitarla. -Valentín lo rechazó sin ninguna expresión en el rostro.
-Al señor Navarro solo le interesa el trabajo —bromeó Javier sin sorprenderse por la reacción de Valentín—. Sería un milagro si empieza a desarrollar algún tipo de interés por una mujer. Pero ¿tu madre no te obliga a ir a citas a ciegas? Está esperando tener un nieto. ¿En verdad estás tan poco interesado en las mujeres?
-Sí -respondió Valentín con firmeza-. Las mujeres son demasiado problemáticas. Entre nosotros cuatro, tú eres la única persona con suficiente tiempo libre como para interesarte por ellas.
Las mujeres significaban problemas. El matrimonio de sus padres fue un completo desastre e incluso provocó la muerte de su padre. Debido a eso, era reacio a casarse. A decir verdad, tenía miedo de hacerlo.
-¿Quién dice que soy la única persona lo suficientemente libre? -Javier no notó la expresión sombría en el rostro de Valentín. Señaló a Hernán, quien bebía cabizbajo, y dijo-: ¿Acaso este hombre no se deprimió porque ha estado buscando a una mujer?
-Hernán no es como tú —negó Camilo—. Él intenta encontrar a la mujer que salvó su vida, así que no lo arrastres contigo.
-Mira su mirada sin vida y su aspecto deprimente. -Se burló Javier—. ¿Solo busca a su salvadora? ¿Quién creería eso?
Valentín miró a Hernán, quien lucía un poco aturdido, y luego le arrebató su vaso.
Al ver la expresión seria de Valentín, Javier se encogió de hombros.
—¡Solo bromeo! —protestó indignado—. ¿Por qué exageras? ¡Tú solo defiendes a Hernán, idiota tendencioso!
Mientras ignoraba a Javier, Valentín bajó la cabeza y bebió un sorbo. Un sentimiento sombrío creció en su interior. «¿Cuál es el pasado de esta chica?»
Mientras tanto, en la residencia Sandoval, Ariadna recibió por fin la información sobre los activos financieros de Cintia que había enviado su empleado.
Los activos de Cintia llegaban a los tres mil millones. Además, la mayoría de ellos estaban depositados en cuentas secretas en el extranjero. A todos los bienes de activos fijos en el extranjero los manejaba un mismo hombre. Mientras miraba la pantalla de su portátil, Ariadna entrecerró los ojos. Si no se equivocaba, era probable que Hipólito no tuviera idea de la existencia de todo ese dinero. Además del mal manejo de Hipólito, lo más probable es que la mayor parte del dinero de los Morales fuera a parar a los bolsillos de Cintia. «Parece que el verdadero dueño del Grupo Sandoval no es Hipólito, sino Cintia. Esto es un descubrimiento interesante...» En el momento en que Ariadna revisaba el correo electrónico minuciosamente, alguien llamó a la puerta.

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