El precio de la casa que Petra publicó estaba muy por debajo del mercado, decenas de miles de pesos menos. Por eso, enseguida le llovieron mensajes privados de gente interesada en comprarla.
Cuando terminó de contestar todos esos mensajes, ya era casi medianoche.-
Sin la menor pizca de sueño, Petra abrió una aplicación nueva que estaba de moda entre las mujeres.
Apenas entró, una publicación le saltó a la vista.
[Mi novio se casa en dos meses, ¡y hoy me puse el vestido de novia de su prometida y lo hicimos en la tienda! Esta sensación es increíble y demasiado emocionante.]
Los comentarios eran una avalancha de insultos dirigidos a la autora. Algunos hasta decían que ojalá el algoritmo le mostrara la publicación a la prometida original.
Petra, con la mano temblando, tocó el perfil de la autora.
Navegó hasta su primer post. No había texto, solo una foto.
En la imagen, dos manos entrelazadas. Petra reconoció al instante la pequeña mancha en el dedo índice del hombre, y el anillo en su anular.
La fecha de la publicación coincidía casi exactamente con el día en que Joaquín le propuso matrimonio, apenas una semana de diferencia.
Petra se quedó paralizada, mirando el anillo en su propio dedo anular, sintiendo una náusea que le revolvió el estómago.
En un impulso, se quitó el anillo y lo arrojó al inodoro, viendo cómo se iba con el agua. Algo que ya estaba manchado, no tenía caso conservarlo.
La autora de la publicación actualizó su perfil poco después.
Esta vez, ya no presumía. Ahora parecía estar suplicando.
[Ya no me insulten, por favor. Él y yo ya quedamos que en un mes se lo regreso completo a su prometida.]
La imagen era la espalda de un hombre acostado en la cama.
Petra sintió que ese cuerpo lo conocía demasiado bien, hasta el punto de ponerla nerviosa.
¿Que se lo va a regresar “completo”? ¿Qué clase de burla era esa?
...Qué ironía. En ese instante, Petra entendió por qué la gente, cuando no sabe ni qué decir, a veces solo puede reír.
Joaquín no volvió en toda la noche. Al amanecer, le hizo una llamada: sin dar ninguna explicación, solo le avisó que la vería en la tienda de vestidos de novia.
Vestidos de novia.
Petra llegó unos minutos antes que él.
Su vestido estaba colgado en el salón VIP del tercer piso, impecable y majestuoso, como si nada pudiera mancharlo.
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