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Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1394

Dorian también vio la nostalgia en los ojos de Amelia, teñida de un ligero arrepentimiento.

Recordaba esos pequeños momentos.

En aquel entonces, su ánimo se aligeraba y se sentía feliz cuando ella se ofrecía a llevarlo al aeropuerto, aunque solo fuera de paso.

El trayecto de su casa al aeropuerto era de más de cuarenta kilómetros, uno de los pocos momentos que tenían a solas fuera de casa.

Ella no era de hablar mucho, pero con su voz suave y característica, le contaba tímidamente pequeñas anécdotas sin importancia, generalmente chismes inocentes de sus compañeros de clase que había escuchado de Frida.

Ese era uno de los pocos temas que tenían en común.

El viaje era relajado, incluso con un toque de felicidad y comodidad.

Lamentablemente, esos momentos no eran frecuentes.

De los más de cuarenta kilómetros de su casa al aeropuerto, treinta eran por la autopista. No le gustaba la idea de que ella regresara sola por ahí, incluso si le asignaba un chofer. Como no era él quien la llevaba y traía personalmente, no se sentía tranquilo, así que trataba de evitar que lo acompañara.

Para volver a casa lo antes posible, cuando estaba de viaje, solía comprar un vuelo nocturno de regreso en cuanto terminaba su trabajo, sin importar qué tan tarde fuera.

Por eso nunca le avisaba para que fuera a recogerlo.

Era muy tarde, y no era seguro.

Al ver la sombra de arrepentimiento en sus ojos, de repente abrió los brazos y la abrazó suavemente.

Al principio, Amelia se sintió un poco rígida e incómoda, pero poco a poco se relajó. Sus brazos, que colgaban a los costados, dudaron un momento antes de levantarse y rodearlo también.

—Ya estoy bien, no te preocupes —le dijo en voz baja, para tranquilizarlo.

—Mmm —respondió Dorian, sin soltarla. Bajó la mirada hacia ella y, con la punta de los dedos, le acomodó un mechón de cabello rebelde detrás de la oreja. Luego, la miró y dijo con voz suave—: Amelia, antes no era que no quisiera darte los detalles de mis vuelos a propósito. Es que la casa está muy lejos del aeropuerto, y ese tramo de la autopista tiene mucho tráfico, es estrecho y ocurren muchos accidentes. No me sentía tranquilo dejando que alguien más te llevara de regreso. Prefería que te quedaras en casa, así yo estaba más tranquilo.

Los ojos de Amelia se enrojecieron un poco ante su inesperada explicación.

Le sonrió a Dorian, un poco avergonzada, sin saber qué decir. Después de dudar un momento, hundió el rostro en su pecho y lo abrazó con más fuerza.

Dorian se sorprendió un poco por su iniciativa, pero no dijo nada. Simplemente la rodeó con sus brazos y la estrechó contra él.

Era un hombre alto, y con solo abrir los brazos, la envolvía por completo.

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