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Mi Marido Prestado romance Capítulo 31

—Sí, la visa.

Eleonor improvisó sin dudar:

—Florencia me invitó a viajar por Europa, pero me da flojera y no quiero ir. Cuando mamá se enteró, dijo que iba a conseguir a alguien para que hiciera el trámite por mí.

Apenas terminó de hablar, su celular vibró con una notificación.

—Depósito recibido: cinco millones de pesos.

Fabián ya no insistió con el tema y cambió de conversación, recordando lo de la noche anterior.

—¿No decías que necesitabas hablar conmigo? ¿Qué era tan urgente?

Eleonor parpadeó, bajó la mirada y apretó los labios.

—Justo era por la visa. Pensé que podrías ayudarme y así me evitaba tanto lío.

—¿Llegué tarde para eso?

Fabián sonrió y miró de reojo la mesa de centro, donde solo quedaba una caja de regalo vacía.

—¿Ese era el regalo que me trajiste?

—Mamá lo vio, le gustó mucho y se lo llevó —respondió Eleonor, encogiéndose de hombros—. Si lo quieres, la próxima vez le pido a mamá que te dé otro.

Fabián asintió, sin darle demasiada importancia.

—Si a mamá le gustó, que se lo quede.

Ni siquiera preguntó qué era.

Siempre había sido así.

Durante los últimos tres años, la actitud de Fabián en el matrimonio se había mantenido igual de distante.

Antes, Eleonor pensaba que era porque él tenía un carácter amable, que no se enojaba con facilidad. Ahora se daba cuenta de que, en el fondo, simplemente le daba igual.

Le daba igual el regalo. Le daba igual ella. Desde el inicio, siempre estuvo fuera de su alcance.

Pero ahora, a Eleonor ya no le afectaba. Solo sonrió.

—Perfecto, mientras no me hagan gastar otra vez en lo mismo, todo bien.

—Eres bien interesada —bromeó Fabián, lanzándole una mirada de lado—. ¿Yo te trato peor que Iker?

Eleonor jugó con sus uñas, sonriendo apenas.

—Tú siempre has sido generoso conmigo.

Desde niña, celebraba casi todos sus cumpleaños junto a los amigos de Iker. Cuando llegaba el momento de los regalos, Fabián siempre lograba sorprenderla con lo que más deseaba.

Nunca fue tacaño. Siempre fue un caballero, dispuesto a hacer sonreír a la hermana de su amigo.

Solo eso: la hermana de su amigo.

A Fabián esa respuesta pareció dejarlo satisfecho y soltó una risa baja.

—Con ese genio tuyo, ¿todavía sigues peleando con tu hermano?

Capítulo 31 1

Capítulo 31 2

Capítulo 31 3

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