¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 136

Resumo de Capítulo 136: ¡Por favor, sé mi pareja!

Resumo de Capítulo 136 – Uma virada em ¡Por favor, sé mi pareja! de Internet

Capítulo 136 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de ¡Por favor, sé mi pareja!, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Hombre lobo, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

***Advertencia: Este capítulo contiene escenas solo aptas para adultos***

Punto de vista de Riven

Zaden y yo nos preparamos para el entrenamiento mientras que Damon, Lorcan y Liam se quedaron observando las cámaras de seguridad.

Lillian y yo caminamos al centro del patio, iba a intentar ayudarme a controlar los poderes que ya tenía.

“¿Cuánto tiempo puedes usar tus poderes antes de que te quedes sin energía?”.

Pensé al respecto. “Una vez les quité toda la energía a mis amigos por accidente y no me he quedado sin energía desde ese momento”.

“¿Y cuánta magia has hecho desde entonces?”.

Me reí, si tan solo supiera. “Mucha”, fue todo lo que dije.

Sonrió como si comprendiera que me estaba conteniendo. “Estoy aquí para ayudarte a controlar tus poderes, pero primero necesito entenderlos. ¿Puedes entrar en detalle sobre cuánto poder usaste desde que le quitaste la energía a tus amigos?”.

Entendía por qué necesitaba saberlo, así que le conté todo lo que había sucedido desde ese incidente hace casi un año. Después de que terminé de contarle todo, me miró con sospecha durante un rato.

Ahora incluso ella parecía tenerme un poco de miedo tras enterarse de todo lo que había hecho.

“Bueno, ¿qué puedo decir? No me esperaba nada de eso”.

“No me digas que te arrepentiste”.

“¿Qué? ¡Claro que no!”.

Luego entrenamos durante unas dos horas. Fue divertido. Lillian quedó atónita después de nuestra sesión.

Ella estaba asombrada y me elogió con timidez por el buen trabajo.

“No hay duda de que puedes controlarte, pero tus poderes emergen de tus emociones, así que creo que deberías mantener tus emociones bajo control. Estoy esperando a que surjan tus habilidades de hada. Sé que sucederá pronto porque mi presencia sirve como un estimulante para que salgan”.

Asentí y terminamos nuestro entrenamiento por hoy.

Volvió a sentarse cerca de la ventana mientras que yo salté a los brazos de Zaden y lo abracé del cuello. “Te eché de menos”, me susurró.

Me reí y me dio un beso tan profundo que me dejó sonrojada. Luego me volvió a poner de pie.

“O seguís trabajando o conseguís una habitación”, comentó Liam.

Iba a responderle, pero la voz de Zaden resonó en mi cabeza. “Déjalo por ahora”.

“Vale”. Resoplé y puse los ojos en blanco mientras tomaba mi móvil de la mesa de mimbre que estaba entre las dos sillas. Wendy me estaba llamando.

“Hola, amiga”, la saludé.

La voz de Wendy había vuelto a su tono caprichoso de siempre. “Hola, Riven. Solo quería decirte que ya había despertado. Ahora me estoy preparando para ducharme y, después, tal vez Caleb y yo iremos con vosotros”. Sonaba mucho más alegre que cuando se había ido. Quizás habíamos juzgado mal la situación, tal vez Caleb solo estaba cansado y había tenido una razón para desaparecer en la noche antes de que volvieran.

“Suena genial. Os veré cuando vengáis, hasta luego”. Colgué.

“Era Wendy. Dijo que se iba a duchar y luego vendría con Caleb”.

Obedecí y escuché que abrió la tapa del champú. Lo frotó en mi cabeza desde la raíz hasta las puntas. Masajeó mi cuero cabelludo con sus dedos, asegurándose de cubrir cada centímetro de mi piel antes de hacer espuma en el resto de mi cabello. Colocó sus manos en cada uno de mis brazos y me dio la vuelta poco a poco para que lo mirara. Entonces me indicó que inclinara mi cabeza hacia atrás. Cuanto más alejaba mi cabeza de él, más acercaba otras partes de mi cuerpo desnudo al suyo. Podía sentir que su cuerpo comenzaba a reaccionar ante el mío.

“Serás mi perdición”, gruñó.

Hizo todo lo posible por ignorar mis insinuaciones y cogió mi esponja del gancho dentro de la ducha. Escuché que abrió mi botella de gel de baño y colocó la esponja bajo el agua para mojarla lo suficiente como para hacer espuma. Luego la frotó sobre mis brazos para limpiar mi piel con cuidado de no irritar mis moretones. Después, tiró de mi cabello hacia un lado y pasó la esponja jabonosa sobre mi espalda, lo que me dejó presionada contra su pecho desnudo. Puse mis manos a ambos lados de él para no perder el equilibrio y escuché otro gruñido desde lo profundo de su pecho. Me hizo sonreír saber que tenía este efecto en él.

Volví a mirarlo a los ojos y me dio un beso suave en los labios antes de caer de rodillas frente a mí. Pasó la esponja por debajo de mi pecho y pude sentir que mis p*zones se endurecían por la sensación de su toque. Movió la esponja más lento por mi abdomen sin dejar ningún centímetro de mi piel intacta. Entonces levantó mi pierna derecha y puso mi pie sobre su muslo mientras movía la esponja de arriba hacia abajo por mi pierna. Después volvió mi pierna derecha al suelo e hizo lo mismo con la izquierda. Cuando terminó con ambas, se puso de pie y me besó de nuevo. Su lengua se abrió paso dentro de mi boca mientras deslizaba la esponja entre mis piernas, frotándola de un lado a otro. Luego me tocó por detrás para asegurarse de también limpiar esa área.

Arrojó la esponja a un lado y me empujó sin romper nuestro beso, de modo que mi espalda quedó contra los cabezales de la ducha pegados en la pared. Mantuvo sus brazos en su lugar para que la fuerza del agua no empeorara mis moretones. Se alejó de mis labios para girarme y que el agua pudiera limpiar mi parte delantera. Movió sus manos de arriba hacia abajo en mi parte delantera, ayudándome a eliminar la espuma blanca de mi cuerpo. Cada vez que pasaba sus manos, pellizcaba y jugueteaba con mis p*zones duros como rocas. Deslizó sus manos poco a poco por mi vientre hasta llegar al pequeño pliegue entre mis piernas. Metió sus dedos y los sacó, enviando escalofríos por toda mi espalda.

“¿Lo sientes? ¿Sientes el poder que tienes sobre mí?”, pregunté entre gemidos.

No respondió con palabras. En cambio, deslizó sus dedos dentro de mí, aplicando más presión, lo que provocó que mi espalda se arqueara contra su pecho y un gemido de placer escapara de mi boca. Mientras sus dedos hacían su magia y agitaban mis sentidos, me sujetó del cabello por detrás con su mano libre y lo apretó en su puño. Yo ya sabía lo que vendría.

“Por favor, hazlo”.

Sentí sus colmillos sobre mi cuello mientras sus dedos todavía masajeaban mi interior. Podía sentir su aliento en mi piel, haciéndome temblar por la anticipación que crecía dentro de mí.

“Por favor”, dije entre gemidos.

Escuché un gemido profundo y lleno de deseo. Me apretó más fuerte del cabello y sumergió sus dedos más dentro de mí, estirando mis paredes internas mientras sus colmillos perforaban mi cuello una vez más. Grité de placer a la misma vez que mis piernas perdían su fuerza. Me atrapó y me acomodó de tal manera que terminamos en el suelo de la ducha con él encima de mí y ambos debajo de la cascada que caía del techo.

“Te… de… seo…”, susurré, besando sus labios después de cada sílaba.

“Pequeña compañera, tú ya tienes todo de mí”.

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