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Punto de vista de Riven
Zaden limpió del suelo del baño los restos de la madera de la puerta que yo casi había roto por completo. Mientras tanto, me encontraba con una toalla húmeda sobre mis ojos para reducir su hinchazón tras mi interminable ronda de lágrimas.
“¿Quién lo hubiera dicho? Arreglamos una puerta y rompimos otra”.
“¿No es nuestro estilo?”.
Observé cómo sacaba el último par de astillas con sus manos.
“Perdóname de nuevo por haberte hecho hacer eso”, me disculpé.
“No fue tu culpa. Ahora que ambos sabemos cómo nos sentimos, podemos superar esto y sé que lo haremos”.
“Tienes razón, como siempre”.
“Algo me dice que no debería acostumbrarme a escucharte decir eso”.
Me puse de puntillas y besé su mejilla. “Es verdad, no deberías”.
Se rio y me dio una n*lgada con una actitud juguetona mientras pasaba junto a él para ponerme mi ropa de entrenamiento.
“Luces increíble, pero ¿estás segura de que quieres seguir con tu entrenamiento?”.
Asentí y respondí: “Sí, Delisia podría aprovecharse de nuestro dolor y tratar de atacar en cualquier momento. Quiero estar lista para cuando venga”.
“Entonces hoy también me gustaría ayudarte”.
Lo miré con sospecha y pregunté: “¿Serías capaz de contener tu miedo a lastimarme y atacarme con toda su fuerza como los demás?”.
Hizo una mueca antes de responder. “Lucharé contra el dolor y me repetiré a mí mismo que es para tu beneficio, así que sí lo haré”.
Estaba muy orgullosa de él. Sabía que era un sacrificio muy grande para Zaden.
“Si es así, hagámoslo”.
Cuando salimos, encontré a Kyle sentado en las escaleras de la puerta principal envuelto en una conversación telefónica que sonaba seria.
“Entiendo, pero no volveremos. Nos tomará un tiempo y me necesitan aquí”.
Presionó la pantalla con fuerza para terminar la llamada y arrojó su móvil al pie de las escaleras. Me arrodillé a su lado y puse mi mano en su espalda.
“¿Qué sucede, Kyle?”.
“Me llamaron de la casa de los sin manada para decirme que debía volver al trabajo o me reemplazarían”.
“Kyle, si tienes que irte, puedes hacerlo. Te llamaremos si tenemos alguna novedad”. Sabía que sería inútil, pero lo dije de todos modos.
Sacudió la cabeza con mucha fuerza y me miró como si lo hubiera ofendido.
“Estaba aquí a solo diez minutos de Wendy y no pude llegar a tiempo para salvarle la vida. ¡No volveré, sabiendo que lo mismo te puede pasar a ti o a cualquier de vosotros!”.
La mayoría habría retrocedido, pero estos eran los trillizos de los sin manada. Sabía que nunca me lastimaría, así que me acerqué a él. “Nunca te obligaría a irte. Me alegro de que estés aquí, solo pensé que tal vez necesitabas trabajar para mantener tu mente ocupada”.
Negó con la cabeza. “Ni pensarlo. Mi mente se mantendrá enfocada en esto hasta que matemos a esa bruja”.
No podía culparlo ya que yo me sentía igual de enojada que él. Zaden colocó una de sus manos sobre el hombro de Kyle y estrechó su mano con la otra.
“Eres más que bienvenido a quedarte con nosotros todo el tiempo que quieras”. Eso me dio una idea, amaba a mis amigos y quería que se quedaran aquí con nosotros. Compartí mi idea con Zaden y estuvo de acuerdo, pero no se los diría por ahora, les preguntaría cuando todo esto terminara.
“Alguien viene”. Escuché la voz de Eduardo detrás de nosotros.
¿En qué momento había llegado aquí?
Volteé a mirarlo y me guiñó un ojo.
Se suponía que debíamos odiar a los vampiros, pero él me caía bien. Era divertido y me gustaba cuando irritaba a Lillian.
De repente, escuché un motor ruidoso que desaceleraba a medida que se acercaba al frente de la casa.
Nos acercamos al frente en pares. Caminé junto a Zaden, acurrucada bajo su brazo, mientras que Kyle y Eduardo venían detrás de nosotros. El vehículo que había escuchado era una camioneta blanca destartalada. Los conductores eran unos ancianos que estaban mirando una gran caja de madera que debían entregarnos. Se preguntaban cómo iban a bajarla del camión. También había un guerrero sentado al lado del asiento del conductor.
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