¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 166

Punto de vista de Riven

Lo había castigado a él, pero también me había afectado a mí porque éramos compañeros.

Puse los ojos en blanco ante este pensamiento. No entendía por qué la llamada Diosa de la Luna me había emparejado con un Alfa tan inútil. Ni siquiera merecía tener una compañera. Si no fuera mi compañero, lo habría matado hace mucho tiempo.

No podía hacer nada por ahora.

“¿Ya terminaste?”, le pregunté a la omega que me estaba aplicando una pócima en la espalda, donde había recibido el castigo de Zaden.

Había olvidado bloquear nuestro vínculo antes de castigarlo.

“Sí, Luna”.

“Vale, ya puedes irte. Tomaré una siesta, así que nadie me moleste. ¿Quedó claro?”.

“Si, Maestra”.

Me acosté de lado y cerré los ojos. Necesitaba dormir para mantener mi belleza.

…

Todo estaba oscuro a mi alrededor y no podía ver nada.

“¡Oh, mi Diosa! ¡Zaden! No pude hacer nada para detenerme”. Comencé a llorar. “Debería morir…”.

“¡Vamos, deja de llorar! ¡Est*pida!”, exclamó una voz familiar.

Un momento… Era…

“Sí, estás escuchando tu propia voz”, respondió.

Intenté voltear, pero me sentía demasiado débil.

“Es un gusto conocerla, señora de Zaden King”, dijo con burla.

“No puedo decir lo mismo sobre ti”, respondí.

“Tu sarcasmo no te salvará”.

“Estar aquí en medio de la oscuridad tampoco”.

“Mmm… Cierto, pero no te preocupes. No dejaré que mueras, al menos no todavía”.

“No es nada fácil matarme”.

“M*ldita, ¿puedes dejar de moverte tanto? ¿No puedes verme?”. Rugió la voz.

“Bueno, no puedo ver ni una m*erda”.

“¿Ves? Por eso creo que eres incapaz de gobernar. Eres una id*ota”.

“¡Sí, claro! ¿Y tú eres la inteligente?”.

Se rio antes de responder. “Claro que sí”.

Puse los ojos en blanco.

“Soy la oscuridad, algo o alguien que nadie puede ver ni matar. Sé que tu compañero, espera… ‘nuestro compañero’ está planeando algo, pero déjame decirte que recibirá otro castigo cuando nazca el cachorro. Después, lo mataré y tú también morirás. Luego viviré con mi reino feliz para siempre”, dijo entre risas.

Su risa envió una oleada de escalofríos a lo largo de mi columna vertebral.

“¿Qué quieres?”, pregunté mientras trataba de convencerme a mí misma de que necesitaba ser fuerte.

“¿Ves? Por eso sé que eres una id*ota. ¿No es obvio que solo quiero tu cuerpo? Lo usaré como mi contenedor”.

“¿Por qué?”.

“Si quieres respuestas, entonces deja de interferir mientras estoy jugando”, dijo.

“¿Cómo quieres que no interfiera? ¡Estás matando gente inocente!”.

“Lo sé, pero es muy divertido. Si te rindes y dejas de entrometerte, será mucho más divertido”.

“Dejaré de entrometerme si me respondes. ¿Por qué yo? ¿Por qué mi compañero?”.

“Porque tu cuerpo no es como los demás, puede soportar todo este poder porque fuiste creada de una manera diferente. Quiero el poder y todo tu ser”.

Apreté los dientes. “Si sigues matando a las personas, no quedará un reino que gobernar. Quieres ser su líder, pero no tienes lo que se necesita para serlo”.

“¡Sí, sí! ¡Lo sé! ¡Lo sé! Siempre es la misma m*erda. Es una pena que alguien como tú haya obtenido este poder”, dijo con despecho.

“¿Huelo celos?”, pregunté.

Se rio con malicia. “Veamos cuánto tiempo sobrevives con una boca tan atrevida como la tuya”.

Puse los ojos en blanco. “Sabes muy bien que no puedes matarme porque significaría que perderías todo este poder”.