¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 55

CONTINUA EL PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR

Zaden se despertó sobresaltado, miró a su alrededor tratando de identificar dónde estaba, pero de lo único que estaba seguro era de que esta no era su habitación, así que la pregunta era ¿dónde estaba y por qué estaba allí? Se sentó en la cama, miró a su alrededor y vio que esto era un hospital, luego sus ojos se posaron en Riven, su pareja, que se encontraba en la cama junto a él; se veía terrible, tenía vendajes por todas partes y más moretones de los que podía contar.

Es cierto, el ataque, unos canallas habían atacado a su pareja, por lo que perdió el control de su lobo. Solo recordaba que sus ojos se pusieron rojos cuando vio que estaban tratando de matar a Riven, pero ella luchó con valentía contra todos esos tontos que se atrevieron a lastimarla; solo recordaba fragmentos de lo ocurrido. Entonces se deslizó fuera de la cama y se vistió con la ropa que le habían dejado, acercó una silla al lado de la cama de ella, se sentó, tragó saliva y se pasó una mano por el cabello.

"Lo siento, es mi culpa que estés herida, no pude protegerte".

Había vuelto a suceder lo que pasó con su madre, no la protegió y la perdió, y ahora podía perder a Riven, su propia pareja, porque no había sido lo suficientemente fuerte o rápido para salvarla.

Había estado allí sentado durante más de una hora cuando se abrió la puerta y entró una médica, y él levantó la cabeza para mirarla.

"Alfa", dijo ella mientras se inclinaba con respeto.

Él asintió y volvió su atención hacia su pareja, pero levantó la mirada nuevamente cuando ella siguió hablando.

"Alfa, se recuperará, la mantendremos en un coma inducido para ayudarla en el proceso de curación. La despertaremos cuando esté mejor, lo más probable es que se sienta adolorida por un par de días, pero estará bien", añadió mientras revisaba los signos vitales de su luna.

"El efecto del acónito no se ha desvanecido del todo, por lo que es posible que estés somnoliento. Tuvieron que inyectarte un poco para noquearte y poder tratar a tu luna".

Él solo asintió, levantó la mano y apartó el cabello del rostro de Riven, nunca se lo diría, pero no le molestaba su compañía; en realidad era una chica bastante agradable cuando no se entrometía, la admiraba, la adoraba y disfrutaba de su actitud alegre. Sin embargo, nunca se lo demostró, si hubiera vivido otra vida, en otro mundo, quizá podría haberse enamorado de ella, pero esta no era otra vida, ni otro mundo, así que no podía hacerlo. Eso no era posible, pero tal vez podrían ser amigos, si tan solo dejara de husmear en los lugares en los que no debía. Zaden estaba tan perdido en sus pensamientos que apenas se dio cuenta de que un doctor externo y su hermano entraron; Lorcan puso una mano sobre su hombro.

"La familia de Riven está esperando afuera a que despierte, su madre y su padre están aquí, pero su hermano no ha podido venir; sin embargo, quiere hablar con ella cuando se despierte para estar seguro de que está bien".

Zaden no pudo más que asentir de nuevo, parecía como anestesiado, entonces Lorcan añadió al tiempo que se sentaba en otra silla: "Es una chica fuerte, va a estar bien, lo peor que le puede pasar es que le quede una cicatriz".

"Lo sé", murmuró el otro hombre.

Ambos hermanos se quedaron en silencio mirando a la luna frente a ellos, esperando que algo, lo que fuera, sucediera.

Cuando aparecieron los padres de Riven, estaba anocheciendo, ya no podían seguir esperando, así que irrumpieron en la habitación; al ver a su hija, la madre gritó, corrió a su lado, levantó suavemente su mano y la sostuvo. El padre parecía como si hubiera visto un fantasma, su rostro perdió todo el color ante la imagen de su hija, luego se volvió hacia Zaden y la expresión de sus ojos cambió del dolor a la ira.

Quizá Zaden no fue lo suficientemente rápido, o tal vez no quiso esquivar el golpe que el padre de su pareja le lanzó de repente.

El padre escuchó un crujido y luego sintió que se rompía la mandíbula de Zaden, pero esto no era nada comparado con el dolor que sentía en su corazón; sin embargo, él no trató de detenerlo, así que lo volvió a levantar y lo golpeó contra la pared.