¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 59

"No".

"¿Qué? ¿Por qué no?".

"Mientras los criminales nos estén amenazando, seguirás teniendo a tus guardias", respondió Zaden con una expresión sombría y los brazos cruzados sobre su pecho.

"No ha habido avistamientos de ellos desde hace tres semanas. Tampoco ha habido ataques en ninguna parte ni noticias de ellos. No me pasará nada si despides al menos a la mitad".

"No lo haré. ¿Qué pasa si están esperando a que bajemos la guardia? ¿Qué pasa si en el momento en que reduzca tu seguridad planean un ataque? Lo más probable es que te encuentren en medio de una lucha y termines en la habitación de un hospital, o peor aún, en una tumba. Claro que no, mantendrás a los guardias hasta que los criminales hayan sido eliminados. No pienso seguir discutiendo, Riven, así que olvídalo".

"¡Pero siempre habrá criminales!", exclamé.

"Es probable que puedas matar a las masas, ¡pero siempre habrá criminales con ganas de vengarse o de cualquier otra cosa! ¿Y qué vas a hacer? ¿Asignar a otros diez guardias para que me sigan? ¿Veinte? ¿Treinta? ¡No tengo privacidad! ¡Me siguen a todas partes y te informan de todo lo que hago! ¡Ni siquiera puedo m*ar sin que uno de ellos esté parado afuera de la puerta del baño, escuchando todo!".

Los lobos curiosos se asomaron a la cocina para ver de qué se trataba la conmoción, pero se retiraron en cuanto se dieron cuenta que éramos nosotros, discutiendo nuevamente. Los cocineros se habían marchado a la primera señal de nuestra discusión, así que estábamos solos en la cocina. Sin embargo, no teníamos privacidad porque casi todos en la residencia podía escucharnos, e incluso quienes se encontraban por los alrededores. "¡Están aquí por tu seguridad!", bramó Zaden. "¡Así que tienes razón! No tienes la privacidad a la que tanto estás acostumbrada, ¡pero estás protegida! ¡Deja de lado tus quejas y entiende que todo esto vale la pena mientras estés segura!".

"¿Por qué te preocupa tanto mi seguridad? Cuando llegué a este lugar, no podías esperar para insultarme, humillarme y lastimarme. Entonces, ¿por qué di*blos te importo ahora?".

"¡Porque lo hago, m*ldita sea! ¡Eres la Luna de mi manada! ¡Mi manada te necesita, por eso me preocupo por ti!".

Después de pensar por un momento, decidí dejar pasar ese asunto. No siempre podíamos pelear así, mucho menos en la cocina donde todos nos escuchaban. Uno de nosotros debía renunciar al debate, y yo ya no quería presionarlo más.

Me sentía triste por su trato hacia mí. Desde que regresé del hospital, me evitaba como una plaga, y eso me lastimaba mucho. Había pensado que me quería, que su lobo me quería, pero no. Seguía dándome la misma excusa, que su manada me necesitaba, no él.

Suspiré mientras lo observaba. Zaden se pasó una mano por el cabello y se apoyó en la mesa con los ojos cerrados. Cuando los abrió, me acerqué a él y lo abracé. Nuestros cuerpos encajaban a la perfección. '¡Oh, Diosa! ¡Esto será difícil!'.