¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 72

“Pero todavía queda una cosa por hacer.”

“¿Qué cosa?”

“Acabas de llamarlo excompañero, así que primero tendremos que rechazarlo.”

“¡Oh, claro! Hazlo, Riven. Ya no me da miedo el dolor, estoy lista.”

“¿Está segura?” Le pregunté una última vez.

“Estoy más que segura. Encontraré otro compañero mejor que él. Solo recházalo.”

“Vale, aquí va. Yo, Riven Adams, Luna de la manada Blood Eclipse, rechazo a Zaden King, Alfa de la manada Blood Eclipse.”

Entonces, justo en este momento, sentí cómo el último hilo de nuestro vínculo se rompía. Para mi sorpresa, no dolió tanto como había pensado. Quizás, los sucesos de estos últimos días me habían hecho inmune a todo tipo de dolor.

Aunque no podía hablar por Zaden. ¿Cómo se sentiría? Sin embargo, me alegraba de que por fin se hubiera acabado todo entre nosotros.

Ahora, tenía que concentrarme en mí misma. Debía averiguar qué me pasaba. Tenía que saber si podía crear fuego, bueno, creía que sí podía, pero quería estar segura.

En este preciso momento, solo quería disfrutar del viaje. Por fin era libre, por fin podía dejar el infierno que había estado viviendo y dejaría atrás a la persona que había convertido mi vida en ese infierno.

“¿Por qué? ¿Tienes novio?” Su pregunta me hizo querer estallar en carcajadas. Estaba a punto de responder, pero continuó. “Si es así, opino que deberías dejarlo. Yo puedo mostrarte cómo es un hombre de verdad.” Hablaba muy bien de sí mismo, pero me daba ganas de vomitar. Lo más divertido era que le acababa de decir todo esto a una mujer lobo que podría aplastarlo como a una mosca. De repente, tuve una idea.

“No, en realidad, tengo otros gustos. Además, ya tengo novia.”

Estaba haciendo todo lo posible para no reírme. Después de escuchar mi respuesta, el tipo se puso rojo de vergüenza y me dio mi factura lo más rápido posible para terminar con esto.

Salí de la tienda y pronto encontré a Damon. Luego nos dirigimos a nuestro avión. En cuanto abordamos, la azafata nos indicó nuestros asientos. Cuando el avión por fin despegó, noté que Damon estaba aferrado al reposabrazos con fuerza. Me parecía que no le gustaba volar, por lo que tomé su mano y la sostuve mientras masticaba la goma de mascar que había comprado.

A la mitad del viaje, mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco. El vuelo tomaría mucho tiempo, así que decidí dormir. Además, si me aburría, comenzaría a molestar a Damon.