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Siete Años para Olvidar romance Capítulo 44

Daisy estaba revisando las redes sociales cuando vio que la compañera A había comentado debajo de una publicación en el Instagram de la compañera B:

—Esto sí que es una verdadera salida de equipo.

—Lo que hacíamos antes a lo mucho era una reunión para explotar a la gente como si fuéramos mulas.

La compañera B estuvo totalmente de acuerdo y agregó:

—Nada como la directora Espinosa, con ella sí se puede disfrutar de la buena vida, se come y se bebe delicioso. Además, no solo es guapa y de carácter increíble, sino que viene de familia importante y estudió en el extranjero. Es la pareja perfecta para el presidente Aguilar. Nada que ver con otras personas, que ni conocen el mundo y parecen tan miserables, los lugares que eligen ni ganas me dan de criticarlos. ¡De tan básicos que son!

La compañera A le respondió rápidamente:

—¿Ya andas medio pasada de copas? ¿Bloqueaste a cierta persona?

Cuando Daisy volvió a actualizar la página, la publicación ya había desaparecido.

Era claro que ella era la “cierta persona” de la que hablaban.

En cada publicación nueva, Daisy veía diferentes ángulos de Oliver y Vanesa.

Había una donde Vanesa le daba fruta a Oliver.

En otra, Oliver le ofrecía una brocheta a Vanesa.

En la segunda mitad de la salida, ya no aparecieron por ningún lado.

En uno de los videos alguien preguntaba:

—¿Y el presidente Aguilar y la directora Espinosa? ¿Dónde se metieron?

—Todos somos adultos, ¿todavía no entienden o qué? ¡No sean tan inocentes!

—Yo juraría que los vi regresar juntos al hotel…

Todos en el video reían y bromeaban, claramente disfrutando de la fiesta.

Daisy apartó el celular a un lado y se concentró de nuevo en perfeccionar la propuesta.

Solo esperaba que el documento quedara lo más claro y emotivo posible, para conseguirle a Cintia la oportunidad de una consulta.

El lunes temprano, Daisy dejó a Cintia a cargo de la enfermera y fue directo a la entrada principal.

No quería perderse ni una sola oportunidad de cruzarse con el equipo de especialistas.

Pero esperó desde la mañana hasta la tarde, y el equipo nunca llegó. Por más que intentó mantenerse tranquila, la ansiedad empezó a apoderarse de ella.

Miguel le mandó un mensaje:

[¿Puedes regresar a la oficina? Oliver está de malas.]

Daisy no respondió.

Al notar el ambiente tenso, preguntó:

—¿Pasó algo? ¿Por qué están así?

Oliver soltó, seco:

—Daisy se ausentó sin avisar.

Vanesa alzó una ceja con fingido asombro:

—¿En serio Ayala anda tan relajada con las reglas? Así es imposible mantener el orden en la empresa.

Miguel, con el corazón en la mano, trató de defender a Daisy:

—Debe ser algo muy importante lo que la detuvo, de verdad. Presi, usted mejor que nadie sabe lo dedicada que es Ayala, nunca habría faltado sin motivo.

Vanesa le lanzó una sonrisa dulce a Oliver y dijo:

—Si a todo le buscamos el lado sentimental, ¿cómo pretendemos que haya disciplina? Oli, recuerda que Ayala es tu secretaria, su comportamiento refleja el tuyo. Si la proteges tanto, los demás pueden molestarse.

Ante esto, Oliver anunció con voz dura y distante:

—Vamos a seguir el procedimiento. Quítenle su bono trimestral. Si mañana no aparece, considérenla como renuncia voluntaria.

A Miguel se le heló la sangre.

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