Siete Años para Olvidar romance Capítulo 49

Daisy preguntó sin pensar demasiado:

—¿Qué pasó?

—Pues fue la directora Espinosa, ¡rechazó todos los proyectos que tú ya habías aprobado! ¡No dejó ni uno! —La voz de Miguel sonaba tan bajito que Daisy supo de inmediato que estaba escondido en el baño, seguro checando que nadie lo escuchara.

Daisy se quedó helada por un instante.

—¿Todos? ¿De verdad los rechazó todos?

—Sí, todos. Hasta los que más te emocionaban, el de inteligencia artificial y el de videojuegos. —Miguel soltó un suspiro que casi se le atoró en el pecho.

Daisy arrugó la frente.

—¿Y el presidente Aguilar? ¿No opinó nada?

—El presidente Aguilar no dijo ni pío.

Por unos segundos, la mente de Daisy se quedó en blanco, pero enseguida comprendió lo que estaba pasando.

Que esos proyectos valían la pena o no, Oliver lo tenía clarísimo. Que no dijera nada, solo podía significar una cosa: quien los había rechazado era Vanesa.

Él estaba ayudando a Vanesa a ganarse el respeto de todos, dejando que todos en la empresa supieran que con ella no se juega.

Como siempre, Oliver se encargaba de protegerla.

—¿No crees que el presidente Aguilar está embrujado o qué? ¿Ahora todo lo decide la directora Espinosa? —Miguel no encontraba consuelo y solo podía platicar con Daisy para desahogarse.

—Es fácil, le está dando poder a la directora Espinosa. —Daisy ya ni se inmutaba.

Hasta si Oliver anunciara que le iba a regalar Grupo Prestige a Vanesa, ella ni se sorprendería.

—¿Pero a quién le sirve tanto favoritismo? ¿A poco piensa que ella va a ser la futura dueña de Grupo Prestige? —Miguel, como siempre, hablaba antes de pensar. Al terminar, se dio cuenta de lo que había dicho y se quedó callado.

—Daisy, no quise decir eso...

Daisy estaba tan tranquila que hasta bromeó:

—Tal vez sí, así que mejor deja de andar chismeando, te van a correr si te cachan hablando de más.

A Miguel no le importaba mucho, su preocupación era por Daisy.

—¡El presidente Aguilar se va a arrepentir! —dijo con la voz quebrada, recordando la imagen de Daisy, pálida y sin fuerzas, tirada en la cama del hospital.

Solo faltó un poco más y Daisy no la contaba.

—No, él se va a arrepentir, te lo juro —insistió Miguel, con impotencia.

Capítulo 49 1

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