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Siete Años para Olvidar romance Capítulo 73

Daisy no tenía idea de que Yeray aparecería esa noche; en realidad, nunca lo había escuchado decir que vendría.

Pero, al pensarlo bien, tampoco era tan extraño que estuviera ahí.

El círculo en San Martín era pequeño. Oliver y Yeray se conocían desde niños, y sus familias siempre se habían llevado bien.

Ahora que Yeray había regresado para abrirse camino en el país, era normal que buscaran estar más cerca.

Vanesa también puso el ojo en Yeray y, con una sonrisa radiante, le soltó alzando la voz:

—Yeray, ¿por qué llegaste tan tarde? Te estuvimos esperando un buen rato.

Yeray respondió con tranquilidad:

—Había mucho tráfico y eso me retrasó.

—Esa corbata es la que te regalé, ¿no? Te queda genial —comentó Vanesa mientras con naturalidad arreglaba la corbata de Yeray.

El gesto resultó familiar pero sin perder la compostura, como si supiera exactamente hasta dónde llegar.

Todo se sentía en equilibrio.

Fue entonces cuando a Daisy le vino a la mente el chisme que había escuchado afuera del Salón La Habana Dorada la otra vez.

Oliver, en tono de broma, había confesado que la cosa más arriesgada que había hecho por amor había sido volverse el tercero en una relación.

Por ese comentario, Luis había asegurado que Oliver aún guardaba sentimientos por Vanesa.

Incluso había dicho que Vanesa, en su momento, había perseguido a Yeray hasta el extranjero.

Así que... Oliver y Yeray, en realidad, eran rivales en el amor.

Mientras Daisy intentaba descifrar ese enredo de relaciones, Yeray se acercó de golpe:

—Te ves algo pálida, ¿no dormiste bien?

Su preocupación repentina la descolocó. Daisy negó con la cabeza, un poco inquieta y sin saber cómo reaccionar:

—No, nada de eso.

—¿Estuviste tomando? —preguntó Yeray al percibir el ligero aroma a alcohol. Frunció el ceño—. Con el estómago como lo tienes, ¿y aun así te pusiste a beber?

—No había forma de evitarlo, me insistieron —contestó Daisy con un suspiro resignado.

Yeray apenas iba a decir algo más cuando se acercó alguien para brindar con Daisy.

Era uno de los socios de Grupo Prestige, así que no podía hacerse la desentendida.

Daisy acababa de tomar la copa cuando Yeray se la quitó de inmediato y, con una sonrisa, brindó en su lugar:

Así que, después de todo, era por Vanesa que estaba celoso de Yeray. Solo así se explicaba esa reacción tan poco común en él.

El amor, pensó Daisy, de verdad logra que hasta el más sereno pierda la cabeza.

...

Del otro lado, la escena de Yeray protegiendo a Daisy no pasó desapercibida para Vanesa, Oliver y Luis.

Vanesa no lo esperaba.

Ya le había incomodado ver a Yeray y Daisy juntos en otras ocasiones.

Pero ahora, con Yeray defendiendo a Daisy frente a todos, Vanesa simplemente entornó los ojos, molesta.

Luis, que nunca sabía quedarse callado, murmuró por lo bajo:

—¿Y ese afán de Yeray de cubrirle la espalda a Daisy? ¿Acaso son tan cercanos?

La pregunta iba dirigida a Oliver, pero justo en ese momento alguien más se le acercó a Oliver para platicar, así que Luis se guardó el resto del comentario.

De reojo, notó que el gesto de Vanesa tampoco era el mejor, así que trató de tranquilizarla:

—No te lo tomes tan en serio, Vane. Según yo, lo de Yeray fue demasiado obvio, hasta fingido se vio.

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