Decía que si aceptaba estar con él, nunca tendría que matarse trabajando en el mundo de los negocios, que solo tendría que ir de compras, viajar y hacerlo feliz cada día.
Le daría una tarjeta negra sin límite, para que pudiera gastar a placer.
También le compraría casa, carro, hasta un avión privado si quisiera.
Pero Daisy no se dejó tentar. Lo rechazó sin perder la amabilidad, cuidando de no crear ningún conflicto.
El presidente Domínguez sí se sintió un poco decepcionado, pero jamás volvió a insistir con Daisy.
Eso sí, a este sujeto nunca se le quitó la maña de querer sacar ventaja cada vez que podía.
—Por algo dicen que el presidente Aguilar tiene buen ojo, ¿no? Su secretaria no solo es guapa, sino que también es bien capaz. Si yo tuviera una ayuda como Ayala, seguro que terminaría haciendo más negocios que el propio presidente Aguilar.
—Presidente Domínguez, me da demasiado crédito. Yo solo soy una secretaria más, el presidente Aguilar ha llegado hasta donde está por su trabajo y esfuerzo.— Daisy se mantuvo profesional.
—Ayala, ni te hagas. Todo el mundo sabe que la mitad de los proyectos exitosos de Grupo Prestige en estos años han sido gracias a ti. Ser solo secretaria es un desperdicio para alguien como tú.— decía el presidente Domínguez, mientras intentaba acercarse más a Daisy.
Daisy aprovechó que tenía la copa en la mano para hacerse a un lado y evitarlo.
—Presidente Domínguez, le ofrezco este brindis.—dijo, cortando la conversación.
...
En otro rincón, Vanesa notó el movimiento cerca de Daisy y le preguntó a Araceli, que estaba a su lado:
—¿Quién es el que está platicando con Ayala?
Araceli miró, reconoció al tipo y respondió:
—Es el presidente Domínguez, de Inversiones Solaria. En estos años les ha ido muy bien, no están a la altura de Grupo Prestige, pero tampoco les falta mucho.
Al escuchar esto, Vanesa no dudó y se dirigió de inmediato hacia Daisy y Domínguez.
...
En ese momento, Daisy había conseguido desviar la charla de Domínguez hacia el tema de un proyecto.
El presidente Domínguez se mostró interesado:
—Ese proyecto de videojuegos del que hablas ya lo había escuchado, pero no me ha tocado platicar con los responsables. Ayala, si no te molesta, ¿me ayudarías a hacer contacto? Así todos ganamos.
Pero antes de que Daisy pudiera responder, Vanesa intervino:
Daisy tuvo que contenerse para no poner los ojos en blanco.
Al final, ella ya había hecho lo que le correspondía y Vanesa era una adulta, así que cada quien responsable de sus decisiones. Daisy siguió con sus asuntos.
...
No pasó mucho para que el presidente Domínguez, usando de pretexto hablar del proyecto, se llevara a Vanesa a otro lado.
...
Oliver, ya más sobrio, fue buscado por Luis, quien le preguntó si no había visto a Vanesa, pues ya tenía rato que no la encontraban.
Oliver echó un vistazo y tampoco vio a Vanesa en la sala de la fiesta, así que preguntó a Araceli:
—Presidente Aguilar, lo mejor será que le pregunte a Ayala, seguro ella sabe dónde está la directora Espinosa.—le sugirió Araceli.
Oliver encontró a Daisy y, sin rodeos, le preguntó con tono directo:
—Ayala, ¿dónde está Vanesa?

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