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Una madre soltera para el CEO millonario romance Capítulo 11

POV NOEL

—Entonces, esta noche, en el Levriant nuevamente

—Está bien —acepto; y sonrío.

—Me hubiese gustado que fuese una cita, pero comprendo la situación claramente.

—Me gustaría poder corresponderle…

—Y a mí

—Vaya… veo que es un nombre muy directo

—Es verdad; no me gusta andar con rodeos.

—Eso es muy bueno —musito al mirarlo; y nos sonreímos.

—Entonces, esta noche, la iré a ver a su habitación

—Bien…

—Yo me retiro. Ya debo ir a trabajar. Cuídese, señorita Varksov

—Noel, Demetrius

—Bueno… —me mira fijamente— cuídate…, Noel —concluye al haberse inclinado hacia mí y dejarme un beso en la comisura de mis labios.

Ante su acción, solo me limité a cerrar mis ojos y disfrutar de su varonil perfume mientras mi corazón, extrañamente, se había acelerado.

—Hasta la noche —agrega grave; y yo abro mis ojos para encontrarme con aquella mirada de color gris y con una sonrisa perfecta asomarse.

«Sí, este hombre puede volver loca a cualquier mujer con esa mirada y esa sonrisa», determino en mi mente para después ponerme de pie y acompañarlo a la salida de la casa junto a Valentina.

—Que tenga un buen día…, Demetrius —articulo su nombre poco segura, ya que se sentía extraño decirle “Demetrius” con tanta familiaridad.

—Igual usted, Noel —concluye; y se va.

Regreso al interior de la casa y lo primero que hago es ir a mi habitación para buscar, en mi armario, un buen vestido. No era una cita, pero… por alguna razón, quería deslumbrarlo.

—Interesante que supiera mi talla y mis gustos —susurro mientras observo todo lo que había en el armario que él mandó a organizar para mí.

Yo no elegí nada; ya el armario estaba listo como…

«¿Si estuvieran esperándome?», pienso extrañada; y luego, sonrío.

—No, eso ya sería… algo muy raro —concluyo al continuar viendo todas mis opciones.

El tiempo pasó, había terminado de elegir mi vestido, jugar con mi hija, arrullarla, darle de comer, hacerla dormir, vestirme y maquillarme. Ya eran las ocho de la noche otra vez y solo estaba esperando a que él tocara a mi puerta.

Me miro al espejo una vez más y el elegante vestido negro, apegado a mi cuerpo, me gustaba. Era un diseño elegante y discreto, pero ello no significaba que fuese aburrido, sino todo lo contrario…, me hacía lucir… sexy…

—Prometo no demorar, mi amor. Aunque, para ser sincera, me gustaría llevarte. No me gusta la idea de dejarte con la enfermera —menciono al ir hacia mi cama y tomarla en brazos—. Te amo —le digo.

De pronto, tocan la puerta y voy hacia ella. La abro y me encuentro con la imponente figura de Demetrius Hills frente a mí.

—Buena noche, Noel

—Buena noche, Demetrius —contesto al perderme en su perfecta imagen.

El hombre parecía ejercitarse mucho y prueba de ello eran sus fuertes brazos (los cuales resaltaban bastante bien con la elegante camisa entallada que usaba). Camisa que tenía los dos primeros botones desabotonados, con lo cual lograba observar parte de su bien trabajado tórax, así como de su dorada piel.

—¿Ya está lista?

—Sí, solo estoy esperando a la enfer…

—Señora Hills —interrumpe la mujer a quien estaba esperando—, perdón, disculpe la demora…

—¿Se siente usted bien? —pregunto preocupada al verla algo agitada.

—Sí, sí —sonríe contenta; y eso me tranquiliza— es solo que… —sonríe otra vez— lo lamento, no volverá a suceder —precisa al terminar de arreglarse su uniforme.

—No hay problema. Solo fueron unos minutos.

—Que no se vuelva a repetir —señala Demetrius, muy serio; y la mujer lo mira fijamente.

—Claro que no…, señor —responde; y luego, muy extraña, baja la cabeza, sonríe y se acerca a mí para tomar a mi hija—. La cuidaré muy bien, señora…

—Sí… lo sé —susurro al ver los ojos de mi pequeña bebé.

—Es solo para los accionistas del restaurante

—Ah entiendo —sonrío—. Vaya… —sonrío mucho más y comienzo a negar con la cabeza.

—¿Qué sucede?

—No puedo creer que haya amenazado a uno de los accionistas del Levriant con un arma —señalo; y él ríe ligeramente

—Tuvo usted muchas agallas, Noel

—Dioooss…. Qué vergüenza —pronuncio entre risas cuando, de pronto, siento una d sus manos sobre las mías y me callo.

—¿Le molesta? —pregunta sutil, al referirse a nuestro contacto.

—No… claro que no —respondo sin pensar; y él me mira atentamente, al tiempo en que, muy lento y delicado, va subiendo su mano, por todo el largo de mi brazo hasta llegar a mi mentón—. Reafirmo lo que pensé la primera vez que la vi…

—¿Qué cosa? —interrogo con mucha, pero mucha curiosidad.

—Tiene usted la sonrisa más hermosa que haya visto en toda mi vida —musita al inclinarse un poco hacia mí; y yo…, sin entender por qué, no me alejo—. Es tan… dulce y… cautivadora —susurra con su grave voz— al igual que sus ojos—agrega al comenzar a acariciar mi rostro con el dorso de su mano— y su piel…

—Señor Hills —articulo con la respiración un poco pesada, debido a que había acortado mucho la distancia entre ambos.

Él se había inclinado demasiado y yo… yo, instintivamente, había comenzado a hacer lo mismo.

—Tiene una piel tan suave, señorita Varksov —susurra sobre mis labios y siento mi corazón acelerarse al máximo— y unos labios tan apetecibles, los cuales, debo confesar, tengo muchas ganas de devorar desde que entré a su habitación…

—Señor Hills

—Ese labial rojo le queda tan bien, Noel

—Hills

—Quiero besarla, Varksov

—Demetrius…

—Quiero besarla tanto…, quiero saborearla, quiero saborear sus labios y explorar cada parte de su boca de una manera en la que nunca nadie lo haya hecho —menciona; y yo sentía estar siendo tentada por el diablo…, por el diablo de la seducción—. Un beso…, un beso, señorita Varksov —articula y, en ese momento, sin pensarlo más, sigo mis instintos y permito que el hombre atrape mi boca y se apodere de mis labios a como deseara.

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