POV DEMETRIUS
—Buenas noches, señor Hills —susurra al acercarse mucho a mí.
Frente a ello, tomo su cintura con una de mis manos y la atraigo por completo a mi cuerpo para besarla otra vez.
—Ahora sí…, buenas noches…, Noel —concreto; y ella sonríe ampliamente, muy divertida y contenta.
—Que descanse… —precisa al mirarme fijamente a los ojso mientras s eva alejando
—Igual —concreto; y me giro para regresar a mi habitación.
—Señor Hills…
—Dígame —respondo al volver a girarme.
—Gracias…
—¿Por qué?
—Por la canción que pidió que tocaran los músicos en el Levriant; es mi favorita…
—Fue un placer verla feliz y…
—¿Y?
—Y me sorprendió verla tocar el piano. No creí que supiera hacerlo.
—De hecho, considero que no sé hacerlo.
—Pues hoy demostró que eso no es cierto.
—Eso es porque nunca escuchó a mi madre tocar el piano; era una eminencia
—Pues a mí me parece que usted lo es, Noel…
—Le agradezco el cumplido…
—Tal vez, compremos uno si así lo desea…
—¿Comprar uno? ¡Pero si tiene uno enorme en la sala! —exclama divertida
—NO. ESE NO —contesto tajante y ella deja de sonreír en el acto—. Lo siento, no quise responder así, yo…
—No se preocupe —sonríe—. No tiene por qué explicarme
—Lo lamento, Noel
—Fue una hermosa cena la de esta noche, señor Hills
—Por favor, Noel, discúlpeme
—Tranquilo, no fue nada; despreocúpese. Lo digo en serio —concreta al sonreírme amigable.
—¿Segura?
—Tan segura como que usted ya se está cayendo del sueño —bromea; y yo río fingidamente—. Gracias
—Gracias a usted. Fue una gran cena y… una buena canción.
—Valentina no es más que eso: mi vida, mi todo…
—Entiendo —sonrío—. Buena noche, señorita Varksov
—Buena noche, señor Hills —responde; y luego, entra lentamente a su habitación.
Cierra la puerta y yo me quedo observando su habitación con suma atención mientras me recuerdo el por qué está ella aquí. De pronto, esa canción, la que había tocado en el Levriant, se empieza a escuchar desde su habitación.
—Remember us this way —susurro—. Disfrutó mucho tocándola —recuerdo su cara de felicidad—. Se le veía TAN… FELIZ —articulo entre dientes—. Pero te prometo que esos días, en su vida, se acabarán pronto, Sophia. Te lo prometo —concluyo al tiempo en que siento mi sangre arder, así que, sin más, me doy media vuelta y camino rápidamente a mi habitación
Ya en ella, lo primero que hago es tomar una botella de whiskey e ir a mi baño para coger mi cepillo, la pasta de dientes y comenzar a quitar de mi boca todo rastro del sabor de sus labios. Había tenido que besarla en varias oportunidades y eso me había hecho sentir como si estuviera traicionando a mi mujer, pero no era así, ya que solo…
—Ya que solo lo hago por nuestra venganza contra Varksov, Sophia —pronuncio al mirarme en el espejo que tenía frente a mí—. Solo es por la venganza contra Varksov, solo es por eso —repito; y termino de cepillar mis dientes.
Después, solo me quito toda mi ropa y me meto a la ducha para empezar a bañarme, como era costumbre en invierno, con el agua muy fría y acompañado, como siempre, con lo único que me hacía olvidar, por un momento, el dolor que me hacía sentir el estar completamente solo en esta vida, sin mis hijos, sin mi esposa, sin nadie… sin nadie….
—Esta ya está casi vacía —reniego al ver la botella que había tomado de mi mesa de tragos—. Al menos servirá para iniciar —concluyo; y empiezo a beber como si ya nada importara y era porque… realmente eso sucedía— Ya nada importa…, ya nada importa…, ya… ya nada importa, nada importa NADA IMPORTA, NADA IMPORTA, NADA IMPORTA ¡NADA IMPORTA! ¡NADA IMPORTA! ¡AAAAAAGGGGG! —estrello la botella de whiskey contra el espejo más grande del baño y se quiebra al instante.
Ante ello, solo me queda reír
—Mierda… ni siquiera me la había terminado. Whiskey desperdiciado… —susurro al salir de la ducha e ir a buscar otro.
Regreso a mi baño y me vuelvo a meter bajo la regadera para volver a sentir el agua muy fría chocar contra mi piel.
—Te juro por mi vida, Varksov, que a tu hija no le quedara nada en la vida. Esa será mi mayor venganza. No le quedará nada; ¡nada por lo que vivir y… y nada por lo que luchar —concluyo firme—. Es mi palabra.
POV NOEL
—Hermosa canción, ¿cierto, mi amor? —sonrío—. ¿Sabes algo, Valentina? No creí que fuera posible, pero hoy… —sonrío más— hoy la pasé muy bien con Demetrius Hills y… me hizo sentir algo extraño. Es un buen hombre… —suspiro—. No estoy diciendo que… estaré con él, pero… es demasiado lindo, amigable, caballeroso y… tiene unos ojos grises muy seductores —bromeo con mi hija—. Pero descuida, mi amor, Que por más guapo que sea el hombre y… —recuerdo los besos que nos dimos en el Levriant— sepa besar como a nadie, en este momento, solo tengo cabeza para pensar en ti. Además, sería todo muy apresurado. En fin… —beso a mi bebé—. Mejor será irnos a dormir —señalo y, sin más, me termino de acostar a su lado.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una madre soltera para el CEO millonario