POV NOEL
—Está demorando mucho, Maximun…
—Noel, deberíamos ir a la casa ya
—NO, no me iré sin él. Tú no conoces a mi padre; a él no le importaría nada, todo lo solucionaría con sus amigos
—Noel…
—Maximun, debemos esperarlo
—Tu padre no le hará nada a Demetrius. Es Demetrius Hills… no es por nada, pero Demetrius es igual o mucho más poderoso que tu padre
—Demetrius y mi padre se conocen desde hace tiempo, ¿no es así?
—¿Por qué preguntas eso?
—Fue demasiado evidente…
—Sí, se conocen hace algunos años…
—Mi padre dijo algo sobre Demetrius que… no puedo creer
—¿Qué te dijo?
—No, nada. Seguro mentiras de mi padre.
—Bueno, vamos, Noel
—NO, MAXIMUN. Yo esperaré a Demetrius
—Demetrius se molestará si ve que sigues aquí
—Han pasado más de 10 minutos, Maximun
—Por lo mismo, aquí no estamos muy seguros por más que sea la casa de tu padre. Por Valentina, por tu hija, vámonos. Debes ponerla a salvo —señala serio; y yo concentro toda mi atención a mi bebé y sonrío.
—Tengo miedo de que algo le pasé
—Él estará bien. Vamos, sube al auto —pide sereno; y yo obedezco, ya que tenía razón.
Primero, siempre será Valentina.
—Demetrius, hermano —escucho la voz de Maximun; y me detengo de entrar al auto.
Doy media vuelta y veo a Demetrius viniendo hacia nosotros. Ante ello, solo voy a su alcance y él abre sus brazos para envolvernos a Valentina y a mí.
—Demetrius, estaba muy angustiada…
—¿Qué hacen aún aquí, Noel? —cuestiona serio al tomar mi barbilla y hacer que lo mirara.
—Tú no conoces a mi padre; él es…
—Subamos al auto —me interrumpe—, este lugar no es seguro.
—Yo conduzco —precisa Maximun y, luego de ello, Demetrius me ayuda a subir en la parte trasera y él se sienta a mi lado.
Maximun conduce hasta la casa, va al cuarto que Demetrius le tenía asignado y yo voy al mío.
—Noel…
—Gracias por habernos ido a rescatar, Demetrius —rompo en llanto al ir hacia él y esconderme en su pecho.
Demetrius me abraza fuerte y acaricia mi espalda para consolarme, pero es inevitable que me sienta muy nerviosa
—Él iba a llevarse a mi hija…
—Noel, ya pasó
—Él iba a acabar con su propia nieta
—Jamás lo permitiría, Noel…
—Tuve mucho miedo, Demetrius. Tengo mucho miedo todavía. Tengo miedo de que trate de llevarse a Valentina de mí…
—No lo hará. No lo hará, Noel. Mandé a reforzar la seguridad en la casa y, cada vez que quieras salir, dos autos más te acompañarán.
—Ya no quiero salir, no quiero que se lleven a Valentina…
—Noel —me estrecha más a su cuerpo.
En eso Valentina se levanta y empieza a llorar.
—Perdón, mi amor, sé que hoy fue un día muy feo para ti…
—Noel, dame a Valentina y vamos al baño. Necesitas tomar una ducha. Yo me encargo de Valentina…
—También debo bañarla…, creo que podría tranquilizarla.
—Claro que sí, lo haremos juntos…
—Gracias, Demetrius…
—Tranquila, Noel. Ya no llores —me pide al limpiar mis lágrimas con una de sus manos.
—Gracias —susurro; y me acerco a él para darle un suave beso—. Gracias…
—Son mi familia ahora… —responde al acariciar mi mejilla; y yo sonrío—. Ven, vamos al baño y temperemos el agua para que las dos puedan bañarse juntas.
—Bien, está bien… —musito; y Demetrius termina de cargar a Valentina y vamos hacia la tina de baño.
Yo tempero el agua, tomo la pequeña tina de baño de mi hija y la coloco en nuestro jacuzzi.
—Ya está lista…
—Entra tú primero…
—Bien… —susurro; y, tímidamente, me voy desvistiendo frente a él.
Veo que Demetrius trata de mantener su atención en Valentina y eso me parecía curioso; no obstante, por un momento se distrajo y puso toda su atención en mi cuerpo. Me sentí victoriosa cuando noté ese atisbo de deseo y lujuria en su mirada al observarme; sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que hacía, volvió a fijar sus ojos en Valentina.
—Demetrius, ya me has visto desnuda anoche y… no solo me has visto —preciso; y él sonríe en el acto sin dejar de mirar a Valentina—. Mírame…
—Noel, estamos con Valentina…
—No haremos nada delante de mi hija, créeme…, solo quiero que me mires…
—Noel
—Mírame —susurro; y él, indeciso aún, lo hace.
Me gusta su mirada…, me confirma su deseo hacia mí, hacia mi cuerpo…
—Noel…
—¿Qué sucede? —cuestiono al llegar a su lado y besar una de sus mejillas.
—Entra a la tina de una vez…
—¿Por qué, señor Hills?
—Porque temo que no podré contenerme a tomarte otra vez, Noel… y créeme que soy poco gentil cuando lo hago con mucho deseo…
—Sí, me quedó claro anoche —señalo; y él me mira fijamente, de una manera muy, pero muy extraña.
—Relájate…
—Noel…
—¿Entrarías con nosotras a la tina?
—Noel…
—Vamos, señor Hills…, diga que sí. Estoy segura de que a Valentina le hará muy bien, ¿no es así, mi amor? —pregunto; y mi hija sonríe…—. No haremos nada que usted no quiera…
—¿En serio crees que no quiero hacer nada? —cuestiona serio; y yo sonrío
—Siempre te veo estresado, Demetrius…
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