*****Nueva Navidad*****
POV Noel
Habían pasado varios meses desde aquel encuentro con Demetrius en el súper mercado. No lo había vuelto a ver y… tampoco había tenido el valor de preguntarle a Catalina por él. Ansiaba hacerlo, pero, por alguna razón, me acobardaba.
¿Por qué?
Porque tenía que confesar que sentía cierto miedo a su respuesta, sobre todo, a una en particular; como es el hecho de que él… estuviese saliendo con alguien más. Aunque supongo que eso sería parte de su intención al haber quemado su casa.
Recuerdo bien lo que me había dicho Catalina. Él… “quería dejar todo su pasado atrás y, aunque no quisiera, eso nos incluía a Valentina y a mí. En esa casa, no solo se fueron los recuerdos de Sophia, sino también los nuestros.
—No puedo creer que esta hermosa nena vaya a cumplir dos maravillosos años —señala Catalina al arreglar el cabello de mi hija.
—Sí… ha crecido muy rápido.
—Mi amor —entra Maximun—, dame a Valentina, vamos a ir a acomodar los regalos.
—Maximun, pero… ¿qué haces tú aquí? ¿Acaso no tenías un cóctel con Demetrius?
Escuchar su nombre, me ponía nerviosa y solo me hacía pensar en él, en cómo estaría y en dónde. Deseo preguntarle a Catalina, pero el temor a lo que me fuese a informar, como siempre, me detiene.
“Menuda cobarde que eres, Noel”, me reclamo en silencio, muy seria.
—No fue necesario. Demetrius se encargará de atender a todos sus socios.
—Dijeron que había un socio muy importante
—Ah… sí… un socio. Bueno, yo me llevo a la princesa de la casa. Vamos, Valentina —dice al colocarla sobre el piso y tomar su mano para que empiecen a caminar juntos hasta el árbol de Navidad.
—Valentina… ¿ya no pregunta por Demetrius?
—Sí lo hace. Sobre todo, cuando mira algunas de sus fotos.
—¿Tienes fotos de él? —cuestiona curiosa; y yo trago grueso disimuladamente.
—Sí…, solo en los que aparecen ella y él —miento al haber bajado la cabeza mientras ordenaba algunos bocaditos para la cena de navidad.
Cuando ya todo está listo, Catalina y yo vamos a la sala con algunas fuentes.
—Papá… ¡Papá! ¡Papá! —exclama de pronto mi hija; y se acerca a la televisión de la sala para acariciar la enorme pantalla, en la cual aparecía el rostro de Demetrius.
Mi corazón se estrecha al tiempo en que deseo llorar por el hecho de ver a mi bebé reconociendo a su papá en televisión. De repente, amplían la toma y… siento todo derrumbarse cuando veo a una mujer tomando y acariciando su brazo con mucha familiaridad para después… darle un beso en sus labios.
En ese momento, solo me acerco a mi hija, apago la televisión y le sonrío.
—Papá…
—Sí, mi amor… papá —señalo algo triste, de forma inevitable—. Ven, vamos a la habitación. Debo mostrarte algo.
—Noel…
—Ya venimos, Maximun. Solo debo entregarle a Valentina un regalo muy especial.
POV Demetrius
—¿Te encuentras bien?
—Sí, ¿por qué?
—Te noto algo incómodo.
—Son las cámaras. No me gustan mucho —admito al caminar hasta el salón principal del castillo, en el cual se estaba llevando a cabo la celebración de Vísperas de la Navidad.
—Entiendo, pero relájate. No te harán nada —responde Bell, muy divertida.
—Lo sé…, discúlpame
—Está siendo una muy agradable quinta cita.
—Sí
—¿Quién diría que terminaríamos saliendo? Yo nunca me lo imaginé.
—Eres muy hermosa e inteligente. ¿Por qué no?
—Ah… por ciertas cosas
—¿Cuáles cosas?
—Unas por ahí.
—Entiendo… —sonrío comprensible—. ¿Deseas algo de tomar?
—Sí. El conteo regresivo se acerca, así que ambos debemos tomar una copa de champaña y celebrar juntos, ¿no te parece?
—Es una gran idea —contesto gentil—. ¿Me esperas aquí? Iré por dos.
—Claro —sonríe ampliamente; y se acerca a mí para darme un beso.
Yo lo recibo cordial y nos alejamos lentamente.
—Ya regreso
—Te estaré esperando
Le sonrío y me doy media vuelta para buscar unas copas de champaña para ambos.
Llego a la mesa y, en ese instante, me tomo unos minutos para respirar profundamente varias veces. De repente, de manera inconsciente, empiezo a pensar en Valentina y Noel. Faltaban muy pocos minutos para sus cumpleaños y, aunque supiese que estuviera mal, no dejaba de pensar en ellas.
—No es justo…, no es justo para Bell… —exhalo pesadamente— Aunque debo darme la oportunidad. Noel y Valentina… no regresarán.
Tomo las copas, respiro profundo una vez más y regreso al lado de la mujer con la que había decidido tener otra cita.
—Aquí están las copas…
—Gracias —me da otro beso.
—¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! —las personas comienzan a contar y… —¡Cero! —gritan todos y comienzan a celebrar la Navidad.
—¡Feliz Navidad, Demetrius!
Bell me abraza y yo le correspondo, pero me siento mal por tener mi cabeza pensando en Noel… y mi Valentina.
—Sé que no es fácil para ti…
—¿Disculpa?
—Que sé que no es fácil para ti. Por lo poco que me contaste en tu “advertencia” —señala divertida; y yo sonrío—, tú… realmente llegaste a querer mucho a tu ex esposa…, a Noel Varksov y también a su hija.
—Bell, yo…
—Tranquilo —vuelve a besarme mientras me abraza—. Yo sabré esperar…
—Siento que no es justo para ti.
—Quiero arriesgarme.
Ella me besa una vez más y solo se dedica a disfrutar conmigo sin soltar mi brazo.
Pasan las horas y ya la veía cansada.
—¿Quieres que te lleve a tu departamento?
—No… —envuelve sus brazos en mi cuello— quiero ir a tu casa.
—Mi… casa…
—Sí, tu casa. Porque cuando vamos a la mía, no quieres hacer nada.
—No…
—Pues deberías. Los tres salen muy bien y, sobre todo, se les ve muy felices.
—Bell
—No puedo reconocerte. De verdad, estás muy feliz.
—Discúlpame
—¿Por qué?... Siempre fuiste claro conmigo. No tienes por qué disculparte.
—No sé qué decir.
—Yo sí —me mira fijamente a los ojos, se acerca a mí y coloca cada una de sus manos en cada uno de mis hombros, después de haberme entregado el retrato que tenía en sus manos.
—Bell
—Se te ve muy feliz, Demetrius, ¿no es así?
—Bell, no sé cómo
—Solo contesta con sinceridad por favor
—¿Te ves feliz ahí?
—Sí —contesto dudoso, no quería lastimarla—. Pero ya no es posible
—¿Por qué? ¿No la amas?
—Bell, esto es incó
—Contesta
—No puedo, Bell.
—Se nota mucho que lo haces. Solo mira la forma en la que la vez y la manera en la que siempre reaccionas cuando escuchas su nombre.
—¿Qué?
—Aún la amas. Yo lo sabía, pero… jamás imaginé cuán importante fue y es para ti en realidad.
—No entiendo.
—¿Quieres un consejo? Búscala y dile lo que sientes. A ella también se le ve muy enamorada de ti en aquella foto y… si siente lo mismo que tú, en este momento, no sé por qué están separados.
—Le prometí no acercarme.
—Entiendo…, entonces lo que pasó si fue complicado.
—Mucho.
—En ese caso, espero que ella pueda escucharte.
—No debo acercarme.
—Yo creo que igual debes buscarla. ¿Quién sabe y ya cambió de opinión?
—No lo creo —susurro al mirar su retrato
—¿Por qué?
—Sé que ya… está dándose otra oportunidad.
—Mmmm… entiendo.
—Lamento mucho estar arruinando esta noche.
—No, descuida —sonríe, acuna mis mejillas y me da un beso en una—. Yo estoy bien. Es cierto, me gustas y me interesas mucho, pero… sé reconocer cuando un corazón está ocupado y por un huésped eterno. En tu caso, es Noel Varksov, así que, a pesar de todo, te aconsejo buscarla. Creo que no pierdes nada si ella te ama. De verdad, las expresiones no mienten —toma el retrato que me había entregado—Y ELLA, DE VERDAD, TE AMA AQUÍ —me muestra la foto— Y es ese tipo de amor que no se termina de la noche a la mañana, ni siquiera en años. Hazme caso…, búscala.

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