Mientras que recogía su propio informe, recuerda cuando la miraba cada día sentada en su escritorio y le parecía que estaba un poco más gorda que antes. Le producía mucha curiosidad saber porque ella estaba aumentando de peso tan rápido.
Pero no tardó mucho en descubrirlo, cuando ella llega una tarde y le comunica que esperaba un bebé… eso sí que fue un notición, Dorian sabía que ella estaba casada, pero que aún no tenía hijos con su esposo y por esa razón la contrato.
Sin embargo, ella le prometió que cumpliría su jornada de trabajo hasta donde pudiera. Y ya llevaba 8 meses y ella seguía trabajando, ¿pero cuánto más iba a durar? A duras penas y lograba caminar.
Y era una lástima, porque esa castaña tenía un bonito culo. Le era fiel a su marido, puesto que nunca se le insinuó, ese cliché de que el jefe se folla a la secretaria como que no iba a pasar con él.
Niega y termina saliendo de su oficina…
[…]
En su hora de comida, la junta termino bien esa mañana y era un alivio para ella, sin embargo Eliza marca rápidamente a casa por sentirse algo preocupada. Después de varios timbrados, su esposo contesta la llamada.
—Has tardado un montón en contestar Jorge, estoy preocupada, ¿aún no llega?
—No ha llegado, puedes tranquilizarte. Dijo que llegaría por la tarde, y apenas es medio día.
—Espero que me llame cuando llegue.
—He faltado al trabajo por esperar a tu hermana, más le vale que llegue. Es más tú debes ser quien la reciba, ¿Cuándo piensas renunciar?
—No puedo hacer eso, Jorge. No voy a dejar el trabajo tirado de esa manera.
—Bien, como quieras. Ya tengo que colgar, te llamo si llega a venir.
Jorge cuelga el auricular al mismo tiempo que limpia el sudor de su frente, voltea la mirada y ve a una morena completamente desnuda parada bajo el marco de la puerta muy sonriente.
—¿Por dónde íbamos? —le dice caminando hacia ella.
—Creo que por aquí…
La morena se pone de espaldas soportando su peso contra la pared al mismo tiempo que lo mira de reojo.
—¡Ah, sí!, ya recuerdo—Sonríe mientras que masajea su enorme polla erguida —. Creo que me follare ese culo tuyo.
—¡Oh, sí! por favor si, hazlo Jorge —suplica la morena ansiosa.
Lleva ambas manos a sus nalgas y las entre abre un poco, Jorge mira sus acciones y sonrió. Escupe un poco su mano y lubrica su polla dándole masajes de arriba hacia abajo… al llegar detrás de ella, lleva la punta de su pene al diminuto agujero de la morena.
—Nena, esto lo vas a disfrutar.
—Sí, es lo que quiero —gime al sentir la punta de la polla de Jorge cerca de su culo.
De inmediato el hombre penetra el ano de la morena en una única embestida, ella suelta sus nalgas y se aferra de la pared para mantener el equilibrio.
Jorge comenzó a penetrarla con fuerza, se agarró de la curvatura de su cintura para evitar que se moviera. Su polla salía y entraba del ano de la morena, el condón seguía firme donde estaba y bastante lubricado.
—Mastúrbate nena, vamos, hazlo para mí —gruñe, clavando sus uñas en la carne de la morena.
—¡Ahhhh! Siii, dame más duro —grita perdiendo el control.
Ella obedeció, llevando una mano a su coño húmedo. Comenzó a frotar la pequeña protuberancia hinchada de su sexo muy lentamente, llevaba toda la mañana follando con Jorge, su coño le ardía hasta morir, sin embargo no paro de coger con él.
—Vamos, sigue, no pares —gruñía con cada palabra.
Jorge continuaba entrando y saliendo de su culo, la estrechura que sentía alrededor de su polla era placentera. Esa mujer le daba más placer que su propia mujer, acérelo las embestidas creando un sonido delicioso con el choque de sus pieles.
Todo el cuerpo de la morena estaba bañado en sudor al igual que el de él. Su rostro goteaba cientos de gotas de sudor que caían en la espalda de ella y estas a la vez se deslizaban hasta la curva de su culo.
Jorge ya estaba por correrse, abrió un poco más las piernas de ella y este se agacho un poco y con aquel movimiento termino por meter por completo su polla en el ano de la morena.
—¡Ahhhhh! Mierda, eso dolió…
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