La morena sale del cuarto del baño acomodando su torcida falda cuando se percata de que la esposa de su jefe entraba en la oficina al mismo tiempo que ella salía del baño.
—Buenas tardes, ¿mi esposo está en su oficina? —en ese momento la morena comprendió porque el imbécil ese la saco a las patadas de la oficina.
—Sí, pase adelante.
Catrina observo a la secretaria de Jorge de soslayo, le pareció muy curioso que para ser la asistente del jefe no llevara maquillaje, y su cabello estuviera algo revuelto. La castaña siguió a su hermana al interior de la oficina de su marido.
Mientras que las hermanas avanzaron. La morena observo el enorme vientre de la esposa de Jorge, le fastidiaba ver que ella espera un bebé puesto que sabía que Jorge no dejaría a su mujer ahora menos que nunca.
Y se lo dejo bien en claro cuando la saco a empujones de la oficina a mitad del sexo.
[…]
—Amor, que bueno que ya llegaron, ya he terminado. Lamento no haberte atendido la llamada, pero estaba terminando una conversación importante.
Catrina frunce el ceño ante su respuesta.
—Está bien —responde Eliza besando los labios de su marido —. Ya estamos listas, ¿A dónde nos vas a llevar?
—A un nuevo restaurante que abrieron, les va a encantar.
Catrina ve como su hermana sonríe, se le notaba que estaba muy enamorada de su esposo. El matrimonio le sentaba bien, al menos ella si tuvo suerte con su relación, no como ella.
Los tres se marcharon de la oficina y pasaron una velada agradable en un restaurante muy bonito y elegante.
Cuando llegaron a casa, Catrina se despidió de su hermana y su cuñado y se marchó a su habitación.
[…]
—Parece que tu hermana lo ha pasado bien hoy.
—Sí, está muy contenta de haber venido a los Ángeles a vivir.
—Debió de haberlo hecho hace mucho, ese novio que tenía no era bueno.
—Ese imbécil se merece estar en la cárcel, gracias a dios ella se dejó de él de una vez por todas.
Jorge observa como su mujer se quita la ropa y queda en ropa interior, a pesar de estar bastante redonda, seguía provocándole… la ve caminar hasta el baño y él la sigue. Eliza se mete en la ducha y él hace mismo.
—¿Qué haces? —pregunta con sorpresa.
—Quiero hacerle el amor a mi mujer.
—No creo que el baño sea un buen lugar para…
Sus palabras fueron pausadas cuando sintió los dedos expertos de su esposo introducirse en su coño.
—¿Qué ibas a decir, eh? —susurra contra sus labios.
—¡Ahh! —gime su mujer con los labios abiertos.
Jorge empezó a masturbar la protuberancia de su mujer muy lentamente, luego introdujo un dedo dentro de su coño y empezó a moverlo en círculos. Hasta que la escucho gemir con más fuerza.
—Jorge —musita —. Me puedo caer.
—No te caerás, yo te sostendré.
Le da la vuelta a su esposa y la toma por las caderas, el agua caía sobre ellos dos manteniendo sus cuerpos húmedos. Luego de eso, se inclina un poco hacia abajo y consigue introducir su polla en el coño de su mujer.
Jorge cierra los ojos al sentir la tibieza del coño de su esposa, con ella podía estar sin condón y esa era la mejor parte, cuando se follaba a su secretaria tenía que usarlo y era molesto. Pero así, disfrutaba al máximo el sexo.
—¡Que rico! —jadea concentrándose en Eliza, si seguía pensando en su secretaria podía cometer un error.
—Ten cuidado…
—Concéntrate Eliza, deja de pensar tanto.
El CEO seguía penetrando el coño de su mujer una y otra vez, el agua era una parte fundamental en ese momento, le mantenía húmedo la polla facilitándole la entrada. Eliza se inclinó un poco su culo lo que le ayudo a meterle todo el pene dentro.
—¡Oh, sí! así cariño, menea un poco ese culo, vamos.
Antes de que su esposa quedara embarazada ellos follaban todas las veces posibles, parecían conejos cogiendo en cada parte de la casa; pero cuando su mujer se enteró que esperaba un bebe la fiesta se acabó.
Eliza se volvió insípida y dejaron de disfrutar de los beneficios de ser marido y mujer, por supuesto que a él le emocionaba tener una mujer joven y resistente como ella, dado que él era algo mayor para cuando se casaron.
Pero ahora con esa enorme barriga a duras penas lograban mantener relaciones, y después de que naciera el niño seguramente que sería peor.
—Jorge ya no puedo aguantar más…
—Síí… yo tampoco cariño.
La penetro un poco más y segundos después se corre en el interior de su mujer, puesto que ya no se podía quedar más embarazada de lo que ya estaba.
Movió un poco más su pelvis contra el culo de su mujer para terminar de vaciar todo en su interior… luego se aleja de ella y se pone bajo el chorro de agua.
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