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Florecer en Cenizas romance Capítulo 132

—No pasa nada, nuestra boda tampoco tiene que durar toda la vida —bromeó Fabiola, soltando una sonrisa ligera.

Griselda se rio y le respondió con picardía.

—Entonces, cuando se divorcien, ya podré intentar conquistar al señor Agustín.

Griselda jamás había ocultado sus intenciones. Siempre dejaba claro su interés por Agustín, y con la posición e influencia que él tenía, ¿qué mujer no estaría interesada en acercarse a él? Eran muy pocas las que de verdad no le prestaban atención.

A Fabiola le caía bien Griselda justo por eso. Le gustaba que fuera tan directa y sin rodeos: si quería algo, lo decía de frente; si sentía algo, no lo escondía ni tramaba cosas a escondidas. Así, sin vueltas.

Además, Fabiola nunca había sentido que Agustín fuera suyo. Sabía que, tarde o temprano, terminarían separados. Cuando ese momento llegara, si alguna tenía la capacidad de ganarse el corazón de Agustín, pues que lo intentara.

Si hasta para pelear por Agustín había fila. Paulina, Anahí... y ahora hasta Karla, que vivía en su propia casa y le había quitado la recámara principal.

—Oye, Fabiola, ¿tú y yo podríamos ser amigas? —preguntó Griselda con una sonrisa tan abierta que iluminaba el lugar.

—Claro… —Fabiola dudó un poco, su voz apenas un susurro—. La verdad, nunca he tenido muchas amigas. Desde pequeña no sé bien cómo llevarme con otras chicas, así que si alguna vez hago algo que te incomode, solo dímelo.

Griselda se sorprendió un poco, pero enseguida volvió a sonreír.

—Entonces, ¿sería como tu mejor amiga? Me voy a esforzar para ganarme ese lugar.

Fabiola no pudo evitar reírse. Griselda tenía ese brillo y seguridad que contagiaban alegría.

Y pensó que seguramente Griselda venía de una familia llena de cariño, de esas que te apoyan y te hacen sentir que puedes con todo. Solo así se podía criar a una mujer tan segura y luminosa.

Fabiola la envidiaba. Sabía que ella nunca podría ser como Griselda. Toda la vida había escondido sus deseos, los enterraba en lo más profundo por miedo, por inseguridad. Incluso cuando quería algo, jamás se atrevía a decirlo.

Cuatro años con Sebastián y la única vez que se atrevió a preguntar fue para saber si de verdad eran pareja.

—¿Estamos saliendo en serio? —le había dicho una vez.

Sebastián solo contestó que sí...

Esa respuesta simple le bastó para sobrevivir cuatro años. Pero Sebastián la menospreciaba justo porque ella nunca pedía nada.

Capítulo 132 1

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