Florecer en Cenizas romance Capítulo 143

Sebastián nunca lo había prometido.

...

Grupo Benítez.

Sebastián estaba sentado en su silla, frotándose el entrecejo.

—Señor Sebastián, el lunes tiene reunión con Grupo Montaña Sólido, usted... —El asistente entró y le preguntó con cautela.

Sebastián guardó silencio un buen rato, echó un vistazo a la agenda sobre el escritorio. Ya le había puesto una estrella a esa fecha...

Fabiola le había rogado muchas veces que si podía ir a su graduación.

Siempre se negó, pero...

Aun así, había pensado en regalarle algo especial ese día.

Ahora...

—No agendes nada para el lunes, tengo asuntos que atender —dijo Sebastián, decidido a ir a ver a Fabiola, a estar en su graduación.

Por muy loco que eso sonara.

—Entendido... —El asistente no se atrevió a decir más.

—Ah, por cierto... Señor Sebastián, la señorita Martina me pidió recordarle que el lunes es un buen día. Hizo una cita en el registro civil, quiere casarse con usted ese día —le recordó el asistente, casi susurrando.

Sebastián frunció el ceño y se recargó en la silla.

Tomó su celular y le marcó a Martina.

—Martina, el lunes la empresa estará a tope, puede que... no alcance a ir contigo a casarnos. Mejor esperemos un poco, no hay prisa.

—Sebastián, los asuntos de la empresa pueden esperar... —Martina estaba ansiosa, temía que entre más tiempo pasara, algo saliera mal. Lo único que quería era casarse cuanto antes—. Además, escuché que tu papá metió a ese hijo fuera del matrimonio a la empresa. Si nos casamos pronto, también es una advertencia para él.

La familia Gallegos no estaba al nivel de los Benítez, pero tampoco era cualquiera. Si Sebastián se casaba con ella, su posición en la familia quedaría asegurada.

El papá de Sebastián era conocido por andar con muchas mujeres. Tenía hijos regados por todos lados. Dicen que otra de sus amantes estaba de nuevo embarazada; si nacía, ese niño sería casi treinta años menor que Sebastián.

El semblante de Sebastián se endureció. Sentía que Martina lo estaba presionando.

—Martina, de verdad ando muy ocupado. Ni tiempo me queda para regresar a casa.

Últimamente, Sebastián casi vivía en la oficina, trabajando horas extras.

Lo único que le importaba era controlar completamente el Grupo Benítez, ganarse la confianza de todos. Así, aunque los hijos fuera del matrimonio entraran a la empresa, no tendría de qué preocuparse.

En cuanto a su papá, tenía varias cartas bajo la manga para hacer que le entregara sus acciones. Todavía no era el momento.

No podía provocar sospechas antes de tiempo.

—Sebastián... —insistió Martina, sin querer rendirse.

—Tengo una junta, te llamo después —Sebastián le colgó sin darle oportunidad de seguir.

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