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Florecer en Cenizas romance Capítulo 159

Sebastián salió corriendo tras Fabiola, tan apurado que solo logró decir:

—Otro día celebramos la comida de festejo. Toma esta tarjeta, compra lo que quieras.

Le entregó la tarjeta a Adriana y, sin esperar respuesta, salió casi volando tras Fabiola.

Fabiola, sin embargo, ya sospechaba que Sebastián iría tras ella. Apenas cruzó la puerta, se escondió detrás de unos arbustos en el jardín. Esperó, conteniendo el aliento, hasta ver que Sebastián se alejaba por la calle. Solo entonces salió de su escondite y tomó otra ruta, adentrándose en una de las callejuelas del barrio.

El cielo ya se había oscurecido. Las farolas, encendidas, pintaban de amarillo los bordes de la acera. Fabiola caminaba sola, sin rumbo fijo, con el paso lento. De vez en cuando, sacaba su celular y lo revisaba con nerviosismo.

¿Qué estaba esperando? ¿Una respuesta de Agustín, tal vez?

El celular no paraba de vibrar, pero cada vez que desbloqueaba la pantalla, solo encontraba mensajes de Sebastián en WhatsApp.

Sin dudarlo, abrió la aplicación y volvió a bloquear a Sebastián.

El silencio que siguió fue casi inmediato. Una paz curiosa se instaló en su pecho. Así era crecer: aprender a cortar de raíz lo que ya no suma. Hay personas y relaciones que simplemente deben quedarse atrás.

En ese momento, le llegó un mensaje nuevo. Era de Griselda:

[“Fabiola, ya estoy en Ciudad de la Luna Creciente. A finales de mes viajo a Costa Esmeralda, tendré tres días libres. ¿Nos vemos, sí o sí?”]

El mensaje venía acompañado de un sticker de un gatito bailando salsa.

Fabiola sonrió. Nada como la gente directa y sin vueltas. Griselda, aunque siempre tenía sus propios intereses, jamás los ocultaba.

A decir verdad, Fabiola nunca había estado molesta con Adriana. Que le gustara Sebastián era asunto suyo. Lo que no perdonaba era la falta de memoria y de agradecimiento; eso decía mucho sobre la persona.

Le respondió a Griselda sin dudar:

[“Claro, quedamos para fin de mes.”]

De pronto, Fabiola sintió una punzada en el pecho. ¿Sería por el coraje de hace un rato? Tosió un par de veces, sintiendo el estómago revuelto.

Buscó un banco y se sentó, llevándose la mano al pecho. El corazón le latía fuerte, como si quisiera escapar. Sacó el celular y abrió la app donde llevaba el registro de sus periodos. La aplicación le marcaba que hoy debía llegarle la regla… pero no había señales de esa visita.

Capítulo 159 1

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