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Florecer en Cenizas romance Capítulo 208

Ese día, Fabiola se sentía inmensamente feliz, y no solo porque Karla y Martina habían tenido que tragarse su orgullo, sino porque Agustín se había ofrecido a apoyarla en su carrera, dispuesto a servirle de escalón para que siguiera subiendo.

Durante los cuatro años que estuvo al lado de Sebastián, él nunca le prestó verdadera atención a sus estudios, ni mucho menos se le ocurrió ayudarla a crecer profesionalmente. Incluso la obligó a entrar al Grupo Lucero, pero solo para tenerla como su asistente personal, un puesto sin ningún reto ni futuro.

Sebastián jamás pensó en la posibilidad de que ella pudiera brillar en su propio terreno, como si temiera que, al hacerlo, Fabiola se volviera independiente y pudiera marcharse en cualquier momento.

Para Sebastián, lo ideal era que Fabiola siguiera siendo como una conejita tierna y sumisa, siempre dependiendo de él, necesitando su protección, casi como si la tuviera en una jaula dorada.

Pero Agustín era distinto...

Aunque lo de ellos era un matrimonio por contrato, Agustín la respetaba, confiaba en ella sin condiciones y la ayudaba sin esperar nada a cambio, dispuesto incluso a ser el puente que la llevara más lejos.

—Agustín, ¿puedo darte un beso? —le preguntó Fabiola de camino a casa, mirándolo con los ojos brillosos y llenos de emoción.

Ese día había sido tan bueno que hasta tomar agua le sabía a gloria, como si estuviera un poco mareada de tanta felicidad...

El asistente manejaba el carro en silencio, pero al escuchar la pregunta, discretamente subió la división entre los asientos delanteros y traseros.

Fabiola se dio cuenta de inmediato, y el rubor la inundó. Se le olvidó por completo que no iban solos, y ahora sentía que quería desaparecer de la vergüenza.

Agustín dejó escapar una sonrisa y la atrajo suavemente hacia él.

—Si ya empezaste a coquetear, pues no te detengas a la mitad, ¿no crees?

Fabiola, con las mejillas encendidas, se acomodó en su pecho, respirando el aroma de Agustín y sintiendo cómo el corazón le latía tan fuerte que parecía querer salirse de su pecho.

Lo miró de cerca, y se animó a acercarse para darle un beso en los labios.

Un beso ligero, apenas un roce, como el aleteo de una mariposa.

Agustín la miró con las cejas levantadas, claramente no satisfecho.

—¿Eso fue todo? ¿Eso crees que es un beso de verdad?

Fabiola lo miró sin entender, con esos ojos grandes, tan limpios y sinceros, que para Agustín eran más peligrosos que cualquier tentación.

Sin decir nada más, él tomó su cabeza y la besó de nuevo, esta vez con más intención.

Fabiola sintió que el corazón le iba a explotar. ¿Será cierto que Agustín prefería mantenerse distante de las mujeres? ¿O solo lo decía para engañar a su papá y no era más que una excusa?

Capítulo 208 1

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