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Florecer en Cenizas romance Capítulo 229

—Papá, ¿quién es él? —preguntó Gastón con una sonrisa.

—Un empresario de la ciudad, viene a comprar mariscos —respondió Sergio, restándole importancia.

Gastón asintió y le dedicó una sonrisa a Sebastián.

—Jefe, el marisco de la familia Lucero es de lo más fresco que va a encontrar.

Sebastián no quiso alargar la plática y sacó una tarjeta de presentación.

—Aquí está mi tarjeta. Si decide algo, contácteme —dijo, entregándosela a Sergio antes de darse la vuelta y marcharse.

Él sabía que Sergio no tardaría en buscarlo.

Sergio miró la tarjeta, frunció el ceño y leyó: Grupo Benítez…

¿Ahora también la gente del Grupo Benítez se mete en todo?

—Papá, ¿de veras ese tipo compra mariscos? —insistió Gastón, sin ocultar su curiosidad.

—Ya, vámonos a comer —dijo Sergio, apoyándose en su bastón mientras comenzaba a caminar de regreso.

Él entendía que esa paz que habían tenido no iba a durar mucho.

Durante años, él, su esposa y su hijo habían vivido en el pueblo, con dificultades, sí, pero también con una satisfacción sencilla y genuina.

Esa vida tranquila y feliz era el mayor lujo para los Lucero.

Pero ahora, tal como Sebastián le había dicho, se le venía encima la educación de su hijo, la compra de casa, la boda… toda una serie de problemas.

No quería convertirse en el hazmerreír que todos señalaban como un inútil, pero tampoco le daba la cara para regresar así nomás a la familia Lucero.

Y para colmo, su hijo Gastón era tan brillante, siempre el mejor, y ahora que había hecho el examen de ingreso a la universidad, resultó ser el mejor de todo el estado.

Sergio soltó un suspiro, enredado en sus propios pensamientos.

Si ahora regresaba a la familia Lucero, el viejo y ese hijo que abandonó hace años…

Hasta gracia le daba: ni siquiera recordaba el nombre de Agustín.

Capítulo 229 1

Capítulo 229 2

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