Entrar Via

Florecer en Cenizas romance Capítulo 268

La mansión de la familia Lucero

Gastón siguió a Elvira y Sergio hasta la mansión.

A sus diecinueve años, Gastón podía contar con los dedos de una mano las ciudades que había visitado. Fuera de algunas competencias escolares, nunca había salido de Aldea Horizonte Marino de Costa Esmeralda.

Desde que tuvo uso de razón, su vida había estado marcada por la carga de sostener a su familia.

Sergio, su papá, tenía una discapacidad en la pierna, así que ni siquiera podía ayudar a cargar mercancía. Desde los diez años, Gastón trabajaba en el muelle ayudando al dueño de un puesto de mariscos a mover los productos. El jefe era buena gente y, al ver a Gastón tan chamaco y en esa situación, siempre le soltaba un billete al final del día.

Elvira, por su parte, no movía ni un dedo. La verdad, ella se había juntado con Sergio porque, cuando él recién se fue de la familia Lucero, todavía tenía algunos lujos; solo con vender un reloj, sacaron buen dinero. En esos primeros años, se la vivieron gastando y sin preocuparse por el futuro, acostumbrándose a la flojera. Para cuando Gastón creció, el dinero ya se había ido.

Si Gastón había llegado hasta donde estaba, era solo por su propio esfuerzo.

Jamás se imaginó que algún día sería nieto de una familia adinerada.

Tampoco se le ocurrió que ese papá suyo, siempre tan apocado, resultaría ser hijo del hombre más rico de Ciudad de la Luna Creciente.

—¿Está grande, verdad? ¿Sabes cuánto vale esta casa? —Elvira no cabía de la emoción, lanzando la pregunta mientras veía cómo Gastón se quedaba pasmado ante la imponencia de la mansión de los Lucero. Bajó la voz, como si compartiera un secreto—. Tu papá dice que esta casa, al precio de hoy, supera los cien mil millones.

La mansión de los Lucero estaba ubicada en la zona más exclusiva del centro de Ciudad de la Luna Creciente. Ahí, cada metro cuadrado costaba un ojo de la cara; pero además, la mansión había sido declarada patrimonio cultural, así que su valor iba mucho más allá del dinero.

—Si algún día tu abuelo te dejara esta casa... —Elvira seguía soñando despierta.

—¡Mamá! —Gastón la interrumpió de golpe—. Cuando papá se fue de casa, firmó un acuerdo para renunciar a la herencia.

Elvira le lanzó a Sergio una mirada de pocos amigos.

—¿En qué estabas pensando? Aunque la familia Lucero tuviera deudas, solo con esta casa ya la hacíamos...

Capítulo 268 1

Verify captcha to read the content.VERIFYCAPTCHA_LABEL

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Florecer en Cenizas