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Florecer en Cenizas romance Capítulo 27

El tutor miró a Fabiola con el ceño fruncido, lleno de coraje.

—¡Fabiola! ¿Acaso no sabes que grabar sin mi permiso es ilegal?

Fabiola levantó la mano y señaló hacia la oficina.

—La oficina es un espacio compartido de la escuela, un lugar público. Mi grabación es completamente legal.

El tutor estaba tan molesto que hasta se le notaba la cara pálida.

—Te lo advierto, ese cupo sí era tuyo, pero tú, siendo huérfana, ¿de verdad crees que puedes pelear contra la escuela? ¡Qué ingenua eres!

Acto seguido, señaló a los reporteros que se encontraban ahí.

—¡Ustedes, váyanse de inmediato! ¿Cómo los dejaron entrar? ¿Dónde están los de seguridad? ¿Tienen idea de que esto es una escuela? ¡Sáquenlos! ¡Parece que ya no quieren seguir trabajando aquí!

Luego, amenazó a Fabiola con el dedo.

—Y tú, escucha bien: si esto se hace más grande, olvídate de tu título universitario.

Fabiola ya sabía que usarían el título para amenazarla.

—Esa táctica ya se la ha jugado a muchos estudiantes. ¿Se acuerda de Claudia? Ella sí que lo tiene presente. En segundo año, cayó en depresión y se fue de la escuela porque usted, al verla venir del campo, pensó que era fácil de manipular. Le quitó el cupo de la competencia y se lo dio a Ximena, además la amenazó con el título. Todo eso la orilló a irse de la universidad y regresar a su pueblo. Usted, como maestro, ¿cuántas vidas de estudiantes ha arruinado?

Fabiola había aguantado mucho. No quería enfrentarse directamente a esas personas y sabía bien que su voz pesaba poco frente a los poderosos.

Pero esta vez no tenía salida. Tenía que luchar por ella misma.

...

La noticia explotó rápidamente en redes sociales.

Las prácticas turbias de la escuela causaron la indignación de muchos. Fabiola no dejó de publicar grabaciones y pruebas; cientos de estudiantes se sintieron identificados. Incluso Claudia, quien había abandonado la universidad, hizo una transmisión en vivo para denunciar al tutor y a Ximena por su crueldad y maldad.

En poco tiempo, la escuela se convirtió en el centro de atención.

El área de relaciones públicas de la universidad emitió un comunicado, con tonos ambiguos, insinuando que tener el primer lugar no garantizaba que el perfil o los trabajos fueran los más aptos para intercambios en el extranjero. Solo buscaban confundir a la gente.

En ese momento, los directivos todavía no captaban la gravedad del asunto.

Pero pronto, Fabiola publicó su trabajo directamente en internet, y los internautas no tardaron en investigar el de Ximena. Descubrieron que Ximena había contratado a alguien en línea para hacerle el proyecto y que, en realidad, su obra era comprada.

—Sebastián, dile por favor a Fabiola que le deje ese cupo a Ximena. Si quiere dinero, yo se lo doy. Puedo ir a pedirle personalmente, ¿sí?

Sebastián también estaba sorprendido; no pensó que Fabiola pudiera ser tan firme esta vez.

—Yo me encargo de esto —dijo Sebastián, abrazando a Martina con preocupación. Miró las tendencias en las noticias y, molesto, gritó a su asistente—. ¡Haz que quiten ese tema de inmediato! A cualquiera que siga difundiendo esto, bórrenle la cuenta. ¡Que Fabiola venga a verme ya!

El asistente asintió y salió a cumplir la orden.

Martina miró a Sebastián, con la esperanza reflejada en el rostro.

—Sebastián, ese cupo es muy importante para Ximena.

Sebastián asintió.

—No te preocupes, yo hablaré con Fabiola para que renuncie por su cuenta.

Martina respiró aliviada.

—Sebastián, confío en ti.

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