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Florecer en Cenizas romance Capítulo 26

Fabiola permanecía sentada en el sofá, como si todo dentro de ella se hubiera apagado. Siendo sincera consigo misma, ya debía haber imaginado que esto pasaría.

Sus dedos temblorosos resbalaron por la pantalla y colgó la llamada. No tuvo energías para discutir más con Sebastián.

Sabía perfectamente que cuando Sebastián tomaba una decisión, daba igual cuánto insistiera ella. Nada lo haría cambiar de opinión.

Él jamás cedería.

Por Martina, Sebastián estaba dispuesto a sacrificarla una vez, y lo haría tantas veces como fuera necesario.

Inspiró hondo, sintiendo la cabeza nublada, y se levantó con esfuerzo.

Si no podía contar con Sebastián, solo le quedaba confiar en sí misma…

No tenía pensado rendirse ni ceder tan fácil.

No tenía a nadie que la respaldara, pero eso ya no importaba. Estaba sola, pero no pensaba dejarse pisotear…

...

Oficinas del Grupo Benítez.

Sebastián se quedó de pie junto al ventanal, frunciendo el ceño mientras veía la llamada cortarse de golpe. Una incomodidad le recorría el pecho… más allá de la molestia, había una pizca de ansiedad que no quería reconocer.

Marcó de nuevo a Fabiola, pero su teléfono ya estaba apagado.

Eso lo irritó aún más. Pensaba que Fabiola no sabía valorar lo que tenía.

Se masajeó el entrecejo y se dejó caer en el sofá, sintiendo cómo el dolor de cabeza iba en aumento.

En el pasado, no tuvo la capacidad de defender a Martina, y por eso la familia la obligó a casarse con William. Ahora que Martina había regresado, Sebastián estaba decidido a casarse con ella.

Después de todo lo que Martina sufrió en el extranjero, sentía que debía compensarla. Sin importar lo que ella le pidiera, Sebastián iba a cumplirlo.

Y Fabiola… durante estos cuatro años, él había sido más que generoso con ella: le dio un lugar donde vivir, la ayudó a seguir estudiando, le dio dinero para sus gastos… sentía que ya había hecho suficiente.

El profesor la miró como si no pudiera creer lo que estaba oyendo. Jamás pensó que Fabiola se atrevería a tanto.

Si esto explotaba en internet, si salía a la luz todo el tema de favoritismos y arreglos, la universidad entera iba a tener problemas, desde arriba hasta abajo.

—¡Fabiola, no hagas esto! Diles a los reporteros que se vayan —el profesor perdió la calma—. Por favor, primero déjame hablar con la dirección, a ver si se puede hacer algo.

—Profesor, ya no me importa si me dan ese lugar o no. Solo quiero justicia, porque si hoy me callo, mañana le va a pasar lo mismo a alguien más —Fabiola tenía los ojos enrojecidos, pero su voz no temblaba.

Los reporteros ya tenían la cámara encendida y uno lanzó la pregunta:

[Según las reglas, Fabiola obtuvo el primer lugar y su proyecto fue el mejor evaluado. ¿Por qué entonces el lugar para el intercambio lo tiene otra persona?]

Fabiola respiró hondo, miró al profesor y dijo:

—Perdón por meterlo en esto, profesor. Pero tengo que decirle que ayer grabé nuestra conversación.

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