Florecer en Cenizas romance Capítulo 272

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Costa Esmeralda

Agustín Lucero seguía en Ciudad de la Luna Creciente, con un montón de asuntos pendientes del Grupo Lucero por resolver. Después de todo, él debía asegurarse de tener una salida segura antes de cualquier cosa.

Fabiola Campos fue la primera en regresar, ya que el inicio de clases se acercaba. Su curso de idiomas comenzaría antes que los demás, así que tenía que prepararse con anticipación.

Durante el tiempo que permaneció en Ciudad de la Luna Creciente, Agustín le consiguió un profesor particular para clases de idiomas uno a uno. También le presentó varios amigos italianos para que pudieran platicar y Frida Orozco le ayudó a conocer gente de su círculo. Fabiola, con su facilidad para aprender idiomas, progresó rapidísimo con el italiano.

Además, como ya dominaba tres idiomas, el aprendizaje se le hizo mucho más accesible.

...

—Fabiola, ¿ya te enteraste de que César tiene un nuevo heredero? Que Agustín está a punto de quedarse en la calle, ¿verdad? —La voz de Ximena retumbó en el aula, cargada de burla y veneno.

Fabiola había llegado antes de tiempo y se encontraba leyendo, pero ignoró el comentario, concentrándose en su libro.

—¿Qué te haces? Cuando Agustín lo corran de la familia Lucero y deje de mandar en el Grupo Lucero, a ver cuán miserable te pones —siguió Ximena, claramente disfrutando cada palabra. Como Fabiola no le hacía caso, la otra perdió la paciencia y le arrancó el libro de las manos—. Ja… ¿qué te crees? ¿Sabes cuánta gente se ha hecho enemiga de Agustín por su carácter? Mientras era el jefe del Grupo Lucero, nadie se atrevía a tocarlo, pero si deja de ser el único heredero, ¿tienes idea de lo que eso significa?

Hasta alguien como Ximena entendía que si Gastón Lucero volvía a la familia, lo que eso representaría para Agustín. César, que llevaba años moviéndose en el mundo de los negocios, no podía ser menos consciente de ello.

Ahora, la cabeza de Fabiola estaba llena de pensamientos sobre Agustín. No podía evitar sentir lástima por él.

Le parecía que el viejo era descaradamente parcial.

Si incluso ella, que era una simple espectadora, sentía ese vacío, no quería imaginar lo que pasaba Agustín.

Fabiola respiró hondo. No pensaba rebajarse al nivel de Ximena. No quería causarle más problemas a Agustín en ese momento.

—Deja el libro donde estaba —soltó, sin levantar la voz, pero con firmeza.

Ximena sonrió con malicia, levantando el libro para que Fabiola no pudiera alcanzarlo.

—Pronto vas a entender lo que es el infierno. Fabiola, tú metiste a Renata Benítez y Benjamín Gallegos en la cárcel. Solo con la familia Gallegos y la familia Benítez tienes de sobra para que no te dejen en paz, y mucho menos a Agustín. Ahora que la familia Lucero tiene un nuevo heredero, todos se van a poner de parte del nuevo. Ustedes están acabados.