Florecer en Cenizas romance Capítulo 274

Fabiola y Griselda entraron juntas a la oficina, paradas en el rincón como castigo, pero con una chispa de emoción. Para Fabiola, era la primera vez que se sentía una “alumna rebelde”, y eso, después de tantos años de vivir siempre a la segura y siguiendo las reglas, la llenaba de una alegría inesperada.

Era como abrir la caja de Pandora y no poder detener lo que salía de ahí.

Además, Fabiola sentía que… ya no tenía tanto miedo como antes. Porque cuando pasaba algo, lo primero que venía a su mente era Agustín.

No es que quisiera meterlo en problemas, pero había algo en ella que confiaba en él, estaba segura de que Agustín nunca la dejaría sola.

Así como aquella vez que terminó en la comisaría después de soltarle un golpe a Benjamín, él fue y la sacó, la ayudó, la protegió.

Ahora, sentía que solo debía vivir siguiendo lo que le dictaba el corazón.

—¿Te da miedo? —preguntó Griselda, echándole el brazo por los hombros—. Manita, no seas tan buena niña, eso no sirve de mucho.

Fabiola, aún con la emoción en la mirada, negó con la cabeza.

—No me da miedo. Si vuelve a decir estupideces, le vuelvo a soltar un golpe.

Griselda soltó una carcajada y le dio unos golpecitos en la cabeza.

—Eso es lo que me gusta. A partir de mañana te llevo a entrenar boxeo; ya verás, en seis meses vas a poder contra diez de golpe.

Fabiola se rio y asintió con fuerza.

De pronto, Ximena entró a la oficina hecha un desastre, y como quien tira la piedra y esconde la mano, fue la primera en lanzar la queja.

—Profe, ya avisé a mi familia. Mi prima ya viene en camino, ¿eh? Ella es la heredera de la familia Gallegos, la futura señora del Grupo Benítez.

Ximena parecía empeñada en que todos supieran quién era Martina, así que la presentó con lujo de detalle.

Griselda rodó los ojos.

—¿Futura señora del Grupo Benítez? O sea, “futura” apenas. ¿Y si Sebastián Benítez ya no se quiere casar? Qué vergüenza.

Luego señaló a Fabiola con una sonrisa pícara.

—Profe, aquí tiene a la esposa del presidente del Grupo Lucero. Casados y todo, legal, no como otras que solo se ven en el espejo soñando.

La maestra miró a un lado y a otro, dándose cuenta de que todas tenían influencias con las que no podía meterse.

En eso, Martina apareció en la puerta, entrando con aires de grandeza.

—¿La esposa del presidente del Grupo Lucero? A Agustín lo van a sacar de la familia Lucero, ¿no se han enterado? —soltó con arrogancia.

Fabiola la miró, fingiendo inocencia y dulzura.

—¿A poco no sabías? Dicen que Sebastián ya se arrepintió del compromiso, hasta vino a decirme que mejor no se casa contigo.

Martina se puso tan roja que hasta pareció que el coraje se le subía a la cabeza.

—Fabiola, quiero ver cuánto te dura lo altanera.

Fabiola se puso las manos en la cintura.

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