Florecer en Cenizas romance Capítulo 340

Sergio fue condenado por homicidio con pruebas contundentes. Desesperado, gritaba una y otra vez que quería ver a su abogado.

Pero en esta ocasión, Gastón no hizo nada por él.

Si cometió un crimen, debía asumir las consecuencias.

En cuanto el viejo recobró el sentido, le pidió al mayordomo que buscara a un abogado para sacar a Sergio de la cárcel.

A estas alturas, todavía seguía queriendo proteger a ese hijo suyo, pensando que, ya que su vida estaba llegando al final, al menos debía dejarle una salida a Sergio antes de irse.

—Señor, piénselo bien… —suspiró el mayordomo—. Sergio está en la cárcel porque se lo merece. Ese es el mejor destino para él. Si usted lo saca… después de que usted se vaya, yo no le garantizo qué será de él.

Si Sergio aceptaba su condena y cumplía su sentencia, al salir tendría a Gastón, y al menos podría aspirar a una vida tranquila.

Pero si el viejo insistía en sacarlo ahora, y con Gastón aún sin consolidar su posición, Agustín podría deshacerse de Sergio con la facilidad con la que uno aplasta una hormiga.

La expresión del viejo se desfiguró; un temblor recorría su voz.

—¿Cómo puede ser…? ¡Ni a su propio padre respeta!

El mayordomo observó cómo el monitor cardíaco del viejo se disparaba, y soltó otro suspiro resignado.

Dicen que a veces, al envejecer, la gente se vuelve más ingenua. El viejo daba fe de eso con creces.

—No es el señor Agustín quien no quiere dejar en paz a Sergio. Es Sergio quien se buscó todo esto.

Sentándose a un lado, el mayordomo volvió a suspirar.

—Se lo pido de favor, piénselo bien…

En ese momento, el equipo de abogados entró a la habitación. El mayordomo, tras lanzar una última mirada al viejo, salió de la habitación.

El viejo estaba a punto de cambiar el testamento y sacar a Sergio de la cárcel. Un error tras otro.

—Señor, ¿de verdad quiere cambiar el testamento ahora? —preguntó uno de los abogados.

El viejo asintió.

Originalmente, el plan era dejarle todas las acciones del Grupo Lucero a Gastón, y el resto de su dinero y bienes personales a Agustín.

Al fin y al cabo, Agustín era el nieto que él mismo había criado, y no le resultaba fácil dejarlo fuera.

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