Ella estaba de pie frente a la tumba de Roberto, observando en silencio.
Desde que tenía memoria, había crecido en un orfanato. Durante mucho tiempo, odió a sus padres biológicos, pero también soñó con que algún día vendrían a buscarla.
Siempre pensó que la habían abandonado, pero al final, resultó que sus padres ya habían muerto, asesinados mucho tiempo atrás.
No podía aceptar esa realidad. Sintió rabia y amargura.
Si sus papás no hubieran muerto, si la familia Barrera la hubiera cuidado desde pequeña como a una princesa, ¿cómo habría sido su vida? Seguramente todos la habrían admirado y protegido.
Pero las reglas del mundo eran así: no existen los “si tan solo”.
—Si estás triste y quieres llorar, llora —dijo Agustín, acercándose desde atrás. Llevaba una gorra y ropa deportiva negra de pies a cabeza.
Él deseaba estar a su lado, convertirse en su apoyo y refugio, pero todavía no era el momento.
—Fabiola… aguanta un poco más, ya falta poco para que todo termine —Agustín apretó la mano de Fabiola.
Tarde o temprano, la verdad saldría a la luz.
Fabiola le devolvió el apretón con fuerza. Estaban en el cementerio; no se atrevía a abrazarlo, pero con Agustín cerca, sentía ese aire de calma que tanto necesitaba.
—Agustín… te extraño muchísimo.
Fabiola era fuerte por dentro, pero en el terreno de los sentimientos, era frágil.
Lo extrañaba, quería tenerlo a su lado todo el tiempo.
Pero sabía que no podía ser, que tenía que aprender a valerse por sí misma.
—La gente del Grupo está presionando para que me case pronto con Fabián… —Fabiola bajó la mirada, esperando saber qué opinaba Agustín.
—No te preocupes, nunca se va a dar esa boda —le aseguró Agustín, intentando tranquilizarla—. El Grupo Barrera tampoco va a descontrolarse.
Si Fabiola no podía resolver la situación, él intervendría.
Aunque su infiltración se viniera abajo, no iba a dejar que Fabiola quedara sola ni permitir que Héctor regresara a tomar el control del Grupo Barrera.
—Yo puedo con esto —Fabiola lo miró decidida, pidiéndole que confiara en ella—. Créeme, tengo la manera de solucionarlo.
Ya tenía un plan.

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