Fabiola inhaló hondo, recargada sobre el alféizar de la ventana, mientras miraba cómo el carro de Fabián iba entrando despacio.
—Paulina lleva rato esperando afuera de la casa de Fabián. Ahora la gente del Grupo Barrera también está al pendiente. Paulina no solo quiere competir contigo por el premio del concurso de diseño… también quiere pelearse a Fabián contigo —susurró Emilio a su espalda.
Fabiola le había pedido a Emilio que mandara a alguien a vigilar cada movimiento de Paulina.
Tomó un puñado de maíz y lo esparció sobre la ventana. Mientras las avecillas bajaban a picotear los granos, Fabiola sonrió con cierta ironía.
—Paulina es de esas personas que se creen mucho, pero en el fondo solo busca tapar lo insegura que se siente. Nunca ha sido una persona con verdadera confianza. Todos estos años, se quedó en Italia solo para vigilarme. Cuanto más conoce mi capacidad, más insegura se siente… Así que en este concurso, para ganarme, estoy segura de que no usará una idea propia. Seguro va a plagiarme.
Paulina, con tal de asegurarse la victoria sobre Fabiola, pensaba usar los bocetos que Ximena Muñoz le había robado durante su estancia en Italia.
Si Paulina se atrevía a plagiar, Fabiola aprovecharía ese momento para destruir por completo su reputación en el mundo del diseño.
No pensaba darle ninguna oportunidad de recuperarse.
Emilio observó a Fabiola, respirando despacio. ¿Quién decía que Fabiola era una conejita indefensa?
Cuando Fabiola atacaba, siempre iba directo al punto débil.
Antes, Emilio tampoco entendía por qué Fabiola nunca se defendía en la universidad contra Renata Benítez y su grupo.
Con el tiempo, Emilio comprendió que Fabiola era de esas personas que saben perfectamente cuándo conviene moverse y cuándo es mejor quedarse quietos. No era que no se atreviera a responder, sino que tenía clarísimo que la diferencia entre ella y Renata en ese momento era enorme; rebelarse a destiempo solo la dejaría peor.
Por eso sabía aguantar como nadie.
Una persona capaz de soportar tanto, cuando al final decide contraatacar, puede ser más dura que nadie.
—Cuando Paulina se quede sin salida en el mundo del diseño, va a volcar toda su esperanza en ese tipo… —dijo Fabiola, mirando a Fabián que bajaba del carro. En sus ojos brillaba una determinación dura como el acero.
Héctor había sido el causante de la muerte de sus papás, y Paulina también se benefició de eso. Fabiola no pensaba perdonarles nada.
Iba a tomarse su tiempo.

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