—Sí, sí, es increíble. El talento de Fabiola para el diseño supera con creces al de Paulina. Este es, sin duda, un primer lugar bien merecido.
Fabiola observaba con una sonrisa indiferente los halagos de los ejecutivos. Frente a los intereses, el rostro de esta gente era de lo más repugnante.
Cambiaban de bando en un parpadeo.
Pero la Fabiola de ahora ya era lo suficientemente madura como para saber perfectamente cómo tratar a cada quien según le conviniera.
—¡Fabiola! —Paulina temblaba de pies a cabeza. Con la mirada baja, buscó desesperadamente la ayuda de Fabián Gallegos.
Fabián había permanecido sentado todo el tiempo, observando el espectáculo.
—Paulina, tú y Héctor están podridos hasta la médula —resopló Lorenzo Robles, dejando claro que la familia Robles se posicionaba por completo del lado de Fabiola.
Por el momento, Paulina y Violeta no tomaron en serio a Lorenzo, pues sabían que en la familia Robles quienes tenían la última palabra eran su padre y su hermana mayor, Noa Robles.
Sin embargo, en ese instante, las palabras de Lorenzo causaron un gran revuelo.
—Las personas malvadas, sin importar cuántas fechorías cometan, al final siempre terminan pagando las consecuencias —declaró Sebastián con voz grave, poniéndose también públicamente del lado de Fabiola.
En este concurso de diseño, no había duda de que Fabiola era la ganadora indiscutible.
Facundo observaba todo con una sonrisa. Ya no necesitaba decir nada más. Como director ejecutivo de Firmeza Global, era evidente que también apoyaba a Fabiola.
Grabó un video de la escena y se lo envió a Agustín. Después de todo, en ese momento, la persona más preocupada por Fabiola y por lo que estaba sucediendo era él.
—Fabiola, me tendiste una trampa —espetó Paulina furiosa. Incapaz de defenderse, solo podía desahogar su rabia impotente.
—Vámonos —dijo Héctor con voz sombría, instando a Paulina a irse de una vez para no seguir haciendo el ridículo. Con tanta gente del medio y periodistas presentes, lo mejor era retirarse y planear su siguiente movimiento.
—¿Ya se van? ¿Acaso creen que soy… tan fácil de tratar? —Fabiola sonrió y dirigió su mirada hacia la entrada.
Unos policías entraron y se dirigieron a Paulina.
—Señorita Paulina, está usted bajo sospecha de plagiar el diseño de otra persona y de robar sus borradores originales. Acompáñenos para cooperar con la investigación.
Fue entonces cuando Paulina sintió verdadero pánico. ¡Jamás imaginó que Fabiola llamaría a la policía!

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