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Florecer en Cenizas romance Capítulo 52

—Agustín, no importa lo que haya pasado, no puedes regañar así a Vani. Ella está muy chiquita, no tiene mamá y es muy sensible— Paulina abrazó a Vanessa con ternura, mientras su mirada se posaba en Fabiola.

—¿Ella es la mujer de la que hablaba Vani? Agustín, ¿en qué estás pensando? ¿Ahora, con tal de callarle la boca a tu abuelo, ya ni siquiera te fijas en lo que te dan de comer?— Paulina arrugó la frente, y cada palabra iba cargada de desprecio.

Era una mirada que partía desde lo alto, juzgando todo con superioridad.

Para Paulina, Fabiola no valía nada, ni de lejos estaba a la altura de Agustín.

—Señorita Barrera, esto es asunto mío. Le pido que no se meta más de la cuenta— Agustín frunció el ceño, se adelantó hasta quedar frente a Fabiola, bloqueando el juicio en la mirada de Paulina.—Vanessa, si sigues sin entender tu error, mejor quédate en la escuela por un tiempo. No tienes que volver a casa.

Lo dijo con toda claridad: Vanessa debía irse a vivir al internado y no podía regresar.

Vanessa miró a Agustín con enojo.

—Te vas a arrepentir. Paulina es mucho mejor que ella— exclamó antes de salir corriendo entre lágrimas, mientras Paulina la seguía resignada.

La señora que ayudaba en la casa se quedó parada al lado, tensa, sin atreverse a intervenir.

Fabiola había permanecido callada todo el tiempo, sintiéndose fuera de lugar, como si no tuviera derecho a opinar.

—Perdona… Las cosas familiares son un lío, ya te lo explicaré con calma después— Agustín le echó una mirada apenada a Fabiola.

Ella negó suavemente con la cabeza.

Con un sueldo de treinta millones al año, estaba claro que ese trabajo no era para cualquiera.

—Vanessa ya no volverá a molestarte. Si necesitas algo, díselo a Sofía— Agustín remarcó la indicación.

Fabiola asintió obediente, mostrando una docilidad casi ajena a cualquier conflicto.

De verdad parecía alguien que nunca pelea ni busca problemas.

Agustín la miró, y en su mirada se mezclaban emociones difíciles de descifrar.

—Esta noche tengo una cena de trabajo, voy a regresar tarde— soltó, sin dejar de observarla.

Fabiola se quedó pasmada, sintiendo nervios. ¿Eso significaba que él dormiría ahí esa noche?

¿Dormirían juntos o en cuartos separados?

Sin poder evitarlo, apretó las manos. Pensó en el sueldo de treinta millones al año… ¿De verdad solo la quería como adorno?

—No hace falta que me esperes. Puedes dormir tranquila, yo voy a quedarme en la habitación de huéspedes— Agustín, notando la incomodidad de Fabiola, le aclaró.

Capítulo 52 1

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