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Florecer en Cenizas romance Capítulo 88

El señor Lucero tenía la cara tan tensa que parecía que iba a explotar. Se quedó callado un buen rato antes de atreverse a hablar.

—¿Tan rápido y ya quedaste embarazada?

La tía, siempre lista para meter su cucharota, no se quedó atrás.

—¿Y si ese hijo ni siquiera es de los Lucero? Dicen por ahí que Fabiola andaba con alguien más afuera, que hasta la mantenían… no vaya a ser que el chamaco sea de otro— murmuró en voz baja, pero todos la escucharon.

Al oírla, el rostro de don César se puso aún más sombrío.

Fabiola miró a Agustín buscando apoyo. Él le asintió con confianza, así que ella respiró hondo y se dirigió directo al señor César.

—Abuelo, en vez de dejarse llevar por los chismes de internet o por gente malintencionada, sería mejor confiar en el criterio de su propio nieto. Soy huérfana, crecí en un orfanato, y para poder terminar la escuela, además de la beca, cada año tenía que trabajar en al menos tres lugares distintos. Es cierto que una vez salí con alguien bastante mayor y con dinero, pero jamás fui una mantenida.

El abuelo Lucero se quedó sorprendido, mirándola de arriba abajo.

—¿Tres trabajos al mismo tiempo? —preguntó, incrédulo.

El mayordomo se acercó y le susurró al oído:

—Ya lo investigué, es cierto.

La tía soltó una risa sarcástica.

—Pues el que te mantenía sí que era bien tacaño, porque ni para dejarte descansar de tanto trabajo te alcanzó.

Fabiola la encaró directo, sin titubear.

—Tía, ¿de verdad no soporta ver a Agustín feliz? Yo soy la esposa de Agustín. Si me menosprecia a mí, lo está menospreciando a él. Hasta donde sé, toda la familia Lucero vive gracias al Grupo Lucero, y ese grupo lo sostiene Agustín. No puede ser que todos vengan a tomar agua del pozo y luego quieran echarle piedras.

La tía se quedó sin palabras, la cara le cambió en un segundo.

—¡Ay, qué cosas dices! Yo solo me preocupo porque en internet hay muchísimos comentarios negativos y eso nos perjudica a todos, ¿o no? Nos afecta la reputación de la familia Lucero.

Fabiola la miró de frente, sin bajar la cabeza.

—Antes de casarme con Agustín, yo era solo una huérfana más. Nadie gastaba tiempo ni dinero en inventar chismes sobre mí. Pero en cuanto me casé, empezaron a atacarme. Eso es porque Agustín es tan bueno en lo que hace, que mucha gente envidia y busca cualquier pretexto para dañarlo. Así que, aunque Agustín se hubiera casado con otra, igual inventarían rumores para perjudicar a la familia Lucero.

Capítulo 88 1

Capítulo 88 2

Capítulo 88 3

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