— ¿Qué pasa Madi? —preguntó mirándola a los ojos. — ¿Por qué razón tendríamos que salir del país?
—Porque… —sus manos temblaron—, estoy enterada del secreto que llevas guardando desde hace tiempo y… El doctor Seville, me dijo que en la ciudad de Toronto hay un nuevo tratamiento —explicó—, es experimental, pero al parecer está dando resultados a los pacientes como tú.
Alexander retrocedió un par de pasos al escucharla hablar, su corazón retumbó hasta llegar a sus oídos.
— ¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó.
—Creo que fue el día que quedamos de reunirnos en aquel restaurante y no llegué. —Presionó sus labios con fuerza.
—¿Estás fingiendo que te importo? —cuestionó. — ¿Lo estás haciendo por qué me tienes lástima? —inquirió.
Madison acortó la distancia entre ambos y se reflejó en su mirada.
—Jamás haría algo así. —Colocó su mano sobre su pecho—. Confía en mí —suplicó—, nunca haría algo que te lastime, porque sé lo mucho que duele un engaño. —Poco a poco acercó su mano a la mejilla de él y la acarició con ternura.
Presionó con fuerza sus párpados y comenzó a inhalar profundamente.
— ¿Me crees? —Madison preguntó.
—Sí —respondió comenzando a relajarse.
Madison acercó sus manos a su cuello y las rodeó a su cuello.
—Dijimos que ya no habría más secretos —recordó aquella promesa que hicieron, apenas una noche atrás.
—Tienes razón. —Se inclinó un poco y acercó sus labios a los de ella, y la besó.
— ¿Por qué no me habías dicho nada? —indagó.
—No era un secreto que me perteneciera, lo único que podía hacer era estar al pendiente de ti.
Tomó su móvil y observó que tenía un mensaje del capitán del vuelo.
—Hora de irnos —indicó.
***
James se dirigió a un restaurante en compañía de su abogado para celebrar aquella conferencia que había dado unas horas atrás.
—Pagaría lo que fuera por haber visto la cara del tal Walton y Madison —manifestó—, tal como te lo prometí te voy a dar un adelanto para que empieces a mover influencias para lo que necesitamos.
—Así lo haré, señor —el hombre bebió un trago de whisky—, estoy seguro que todo el país estará al pendiente de lo que ocurre con esa familia, el desprestigió es grande al saber que se casó con una chica de tan dudosa reputación.
—No la quiero con ese hombre —mencionó James con resentimiento. —¿Cuándo seré un hombre libre? —preguntó.
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